sábado, 30 de septiembre de 2017

Sunset Riders: Por un puñado de duros.


Algo que hizo que muchos de nosotros comenzáramos en esto del ocio electrónico fue las máquinas recreativas.
Cuando tus padres te daban unas moneditas para que pudieras jugar en los recreativos era como si te regalaran un cohete para viajar a la luna. ¿Qué? Antes nos conformábamos con poco (eso acaba de sonar a abuelete rancio que cree que el mundo era mejor bajo un gobierno totalitario y con la existencia de la polio. ¡Olvídalo!).
Si recuerdo una de estas máquinas con cariño era la que había en la cafetería de la estación de autobuses de Molina de Segura. Siempre que mis padres y yo teníamos que coger el autobús para ir a cualquier sitio, les imploraba que me dejaran una moneda para poder jugar conn ella. Muchas ROMs fueron instaladas en aquel aparato pero hubo una que estuvo durante mucho tiempo, tal vez porque el juego que contenía salía bastante rentable. Era uno ambientado en el Salvaje Oeste en el que manejabas a un pistolero que tenía que abrirse paso a base de apretar el gatillo a través de hordas de forajidos. Ese juego me encantaba y creo que este es un buen momento para reseñarlo.
Coge tu sombrero y carga tu revólver porque es hora de hacer justicia a golpe de bala en Sunset Riders.

Desarrollado por Konami a principios de los 90, Sunset Riders comenzó siendo un juego para recreativas. Su éxito propició la creación de ports para Mega Drive y Super Nintendo, con lo que los aficionados a las consolas podían formar parte de esta épica epopeya americana.

En el juego encarnamos a uno de los cuatro cazarrecompensas que se dedican a limpiar el Salvaje Oeste de la mayor escoria a este lado del río Pecos. Sus andanzas les llevarán a descubrir un complot organizado por un decadente aristócrata británico aficionado al cultivo de rosas que cree que la fortuna que posee no es suficiente (como se entere la reina Victoria, le va a faltar calle para correr).
Antes de comenzar, debemos elegir a uno de los cuatro protagonistas. Bueno, en realidad, a quien tienes que elegirte es a Cormano porque mola mucho. Si no te gusta Cormano, es que estás muerto por dentro. ¡Deja de leer este blog y sal por esa puerta, desgraciado!
¿Sigues ahí? Bien, eso significa que te pasas mis amenazas por el forro. ¡Me gusta!
Sunset Riders se desarrolla como un run'n'gun clásico a lo Contra o Metal Slug. Manejamos a nuestro personaje con los controles mientras que los botones sirven para saltar o disparar. Algo que siempre me llamó la atención de este juego es que la acción transcurre en dos niveles: suelo y alturas. Nuestro personaje puede pasar de un lugar a otro presionando el botón de salto mientras apuntamos hacia arriba o hacia abajo, siempre y cuando exista un elemento donde pueda agarrarse. Los enemigos vienen desde estos dos niveles y cuando te decía que te enfrentas a hordas de forajidos, es cierto. El número de enemigos en pantalla llega a ser abrumador. Esto hace que, en ocasiones, los frames del juego bajen un poco. Ayuda bastante cuando tienes que esquivar un gran número de balas pero llega a molestar bastante cuando el juego no para de ralentizarse un día sí y otro también. Un aviso: recibir un disparo se traduce en muerte instantánea, lo que puede hacer que los jugadores menos diestros acaben tirando la toalla.

Un día normal en una ciudad normal de la frontera.

Cada vez que matamos a uno de esos malnacidos, recibimos puntos. No solo podemos acabar con esta chusma por medio de los derechos establecidos por la segunda enmienda. Existen elementos del escenario, como rocas o barriles, que nos permiten aplastarlos sin necesidad de acercarnos a ellos. Un disparo a tiempo y ese tipo acabará tan plano como una sábana. En ocasiones aparecerán unas chicas armadas con un cartucho de dinamita para hacernos volar por los aires. Podemos recoger el cartucho y devolvérselo con cariño a nuestros enemigos. Eso sí, date prisa en lanzarlo o te reventará en las manos.
A lo largo de nuestra aventura recibimos power-ups en forma de una segunda arma o la posibilidad de realizar fuego rápido sin necesidad de machacar los botones. Estos están disponibles tanto en los saloons que podemos visitar en mitad de la acción (siempre viene bien un descanso entre tanto tiroteo) o matando a los ladrones de bancos, unos enanos enmascarados con un saco a sus espaldas que me recuerdan demasiado a los duendes del Golden Axe.
Los lugares que visitamos a lo largo de nuestras aventuras son los típicos de las películas del oeste: un pueblo en mitad del desierto, una aldea de una tribu india, la estación de ferrocarril, etc. Todos están diseñados con cariño y ofrecen diferentes riesgos. Por ejemplo, en el asalto al tren, tenemos que llevar cuidado con los postes indicativos que aparecen de vez en cuando si no queremos estamparnos contra ellos. Mención especial para la estampida de ganado del primer nivel, espectacularmente animada. Todavía recuerdo la cara de sufrimiento de los personajes cuando te pones a correr por encima de las vacas. Y es que Sunset Riders es un sentido homenaje a las películas del Salvaje Oeste y, en particular, a los spaghetti western dirigidos por el legendario Sergio Leone.

Como todo buen western que se precie, no podía faltar el ataque de una tribu nativa.

Como en todo run'n'gun, cada nivel concluye con un jefe.
Cada uno de los criminales a los que nos enfrentamos es único. Si hasta tienen su propio tema musical. Al igual que en muchos juegos de este tipo, los enemigos finales siguen una serie de movimientos predefinidos que debes memorizar para poder atacarles cuando bajen la guardia. Un ejemplo sería Darkhorse. Este granuja va montado en un caballo completamente acorazado, por lo que nuestras balas rebotarán sin hacerle ningún daño. Sin embargo, el muy imbécil va con el torso descubierto, por lo que deberemos saltar al balcón superior del saloon donde se está llevando a cabo la pelea para esquivar sus cargas y pillarlo por la espalda.

Tienes más peligro que los hermanos Smith con una caja de bombas.

Los sonidos son correctos. Los disparos, los gritos de dolor de los enemigos al caer, el renquear de la máquina de vapor... Todos están representados de buena manera. Además, los personajes poseen voces. Las de los jefes molan bastante. Cada uno de ellos te suelta alguna frasecilla antes y después del combate. Sin embargo, la de los personajes principales no termina de cuadrarme. Digo “la” porque a todos le dobla el mismo actor. Este pone un claro acento texano, que puede estar bien incluso para Cormano, que es mexicano, pero las líneas de diálogo parecen dichas fuera de contexto. Cuando salvas a una joven cabaretera de las garras de un par de cenutrios, tu personaje le pregunta: “Are you OK, man?”. A no ser que la chica sea un travesti, esto me choca bastante.
Hablemos de la banda sonora porque Sunset Riders posee una de las mejores bandas sonoras que he escuchado en mi vida. Solamente la gran Michiru Yamane, que ya nos sorprendió en anteriores juegos de Konami como Castlevania Bloodlines, puede componer esta maravilla para los oídos. Si Sunset Riders es un homenaje a las pelis de Sergio Leone, algunos temas de la BSO son un claro guiño a los compuestos por Ennio Morricone. De hecho, puedes reconocer algunos acordes de los temas más famosos escritos por el genio italiano.

¡Dómalo, vaquero!

Sunset Riders es, probablemente, uno de los mejores run'n'gun ambientados en el Salvaje Oeste de la historia.
Prepárate para hacer frente a los mayores forajidos que hayas visto en tu vida. Cuando finalices el trabajo, será hora de cabalgar hacia el atardecer.

¡No dejes de jugar!

Imágenes sacadas de Mobygames.com

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