viernes, 28 de julio de 2017

Stronghold: La casa de un hombre es su castillo.


Supongo que si os digo que soy Licenciado en Historia no os habré contado nada nuevo.
Si os digo que soy especialista en Historia Antigua y, más concretamente, en todo lo relacionado con cierta ciudad eterna situada al oeste de la región del Lazio, tampoco os llevaréis una gran sorpresa.
Sin embargo, hay algo que he visto curioso tanto en mí como en mis colegas de profesión. Todos, absolutamente todos, tenemos algo que llamo nuestra Edad Friki. Es ese período de la Historia que siempre te ha gustado incluso de pequeño, cuando no tenías ni idea de que ibas a estudiar esa carrera que muchos dicen no sirve para nada (¡mentecatos!). La Edad Friki tiene como base que te hace más ilusión estudiarla por tu cuenta que en la universidad aunque luego escojas las optativas referentes a dicha época.
Mi Era Friki es la Edad Media y no sé la razón. Supongo que cuando era pequeño me fascinaban las historias de caballeros en brillante armadura que vencían a las fuerzas del mal a lomos de su caballo. Mucha gente opina que el Medioevo es oscuro y siniestro, sin ningún tipo de interés. Al contrario, la Edad Media es una época fascinante. En ella encontramos cosas como la fundación de las primeras universidades, las primeras entidades unitarias económicas como la Liga Hanseática o inventos que cambiaron la Historia como el arado de vertedera o la imprenta. Que sí, que también había cosas horribles como las cruzadas y la Peste Negra pero como en todas las épocas. ¿Acaso el concepto de guerra santa no se inventó en la Antigüedad (Antíoco IV Epífanes tiene la culpa. Viaja atrás en el tiempo y pégale)? ¿Acaso no habían epidemias en la Edad Moderna?

 ¡Joder! Es una época donde Yoda aparece ilustrando un texto. 
¿Cómo no va a molar? Fuente

Si hablamos de videojuegos, probablemente la Edad Media sea el período histórico que más juegos ha generado, seguido de la Segunda Guerra Mundial (¿te acuerdas de aquel año en que a las grandes compañías les dio por sacar FPS y RTS ambientados en este conflicto un día sí y otro también?) y la Edad Moderna. Muchos juegos han intentado, con acierto o no, representar este período crucial para la Historia de la Humanidad. Hoy voy a hablar del que para muchos es el juego que mejor ha mostrado en píxeles lo bello del Medioevo: Stronghold.

El Lobo te odia y lo sabes.

Los creadores de Stronghold son los chicos de Firefly Studios, compañía británica formada por antiguos miembros de la desaparecida Impressions. Todos conocemos la obra de Impressions. Entre los muchos títulos que publicaron uno de ellos era Lords of the Realm, un divertido juego en el que encarnábamos a un señor feudal que buscaba hacerse con el trono en la convulsionada Inglaterra del siglo XIII. El juego, que combinaba la administración de nuestro feudo por turnos con combates en tiempo real, fue alabado por crítica y público y sin él no tendríamos cosas como la saga Total War. Pues bien, partiendo de esta idea, Firefly decidió retomar la gestión de un feudo combinada con el despliegue de grandes ejércitos en el campo de batalla, dando a luz en 2001 al considerado como mejor simulador de castillos de la Historia. Sin embargo, sus desarrolladores añadieron otras mecánicas como un sistema económico inspirado en los de los juegos de la escuela alemana de la estrategia como The Settlers y todo ello en tiempo real. ¿Merece la pena? Ya lo creo que sí.

En Stronghold, encarnamos a un joven señor feudal.
Existen dos campañas diferentes, más los mapas del modo libre.
La primera campaña es la de conquista y está centrada en el apartado militar. En ella, el rey se ha marchado una temporada al extranjero para partir algunos cráneos (esto me hace sospechar que el monarca del juego es Ricardo I de Inglaterra). Esto es aprovechado por cuatro barones conocidos bajo los pintorescos apodos de el Lobo, la Rata, la Serpiente y el Cerdo, que deciden levantarse contra el gobierno de su majestad y se reparten los diferentes condados que conforman nuestra nación para gobernarlos a su antojo. Su gobierno despótico hace que se te hinche la vena del cuello y decides que es hora de salvar a los campesinos de semejantes gobernantes. A ello se añade que tu padre, uno de los barones leales al rey, es asesinado por las tropas de la Serpiente.
La segunda es la campaña económica. Tras vencer a las huestes del Lobo y sus compinches, el rey ha vuelto al trono y te encarga que supervises la reconstrucción del reino. Para ello, deberás llevar a cabo diferentes misiones centradas en construir aldeas y proveer al rey y a sus súbditos de los materiales y alimentos necesarios para que sus vidas vuelvan a la normalidad.

 La Rata haciendo lo mejor que se le da hacer: suplicar clemencia. Fuente

Una partida normal de Stronghold comienza colocando tu torre del homenaje, el primer almacén donde se... bueno... almacenan las materias primas y materiales de construcción; y el primer granero que, como habrás deducido, es donde van a parar los alimentos que produces.
Cuando hayas hecho esto, a tu feudo comenzarán a llegar campesinos, que se quedarán alrededor de la hoguera que hay enfrente de la puerta de tu bastión a la espera de algún trabajillo que hacer. A partir de ahí, comienzas a construir los diferentes edificios económicos para proveerte de alimentos y materiales: granjas, carpinterías, panaderías, molinos, herrerías, etc. Con el paso del tiempo, podrás reforzar tus defensas construyendo murallas y diferentes dispositivos defensivos para protegerte de algún posible ataque enemigo, tales como murallas, almenas, torres, trampas, fosos, etc.
Debes mantener a tus campesinos contentos si no quieres que abandonen tu castillo. Para ello, puedes elegir el tamaño de las raciones de comida que proporcionas. A mayor proporción, mayor será su felicidad aunque tus graneros se vaciarán más rápido. También puedes reducirlas pero esto solo deberías hacerlo en momentos de necesidad porque a los campesinos no les hace mucha gracia que solo tengan un chusco de pan para desayunar, comer y cenar. Además, ofrecer diferentes tipos de alimentos también ayuda a aumentar la felicidad. Los impuestos también afectan a dicha felicidad. Impuestos altos significa más dinero pero tus campesinos se cabrearán bastante. Debes equilibrar el factor de felicidad para que tu feudo vaya viento en popa o, de lo contrario, tus siervos se marcharán y te quedarás a dos velas. El reparto de cerveza por medio de la construcción de destilerías y tabernas, la religión en la forma de sacerdotes que bendicen a la población, la medicina proporcionada por un físico y los elementos decorativos también ayudan a ello. Es en este último tipo de construcciones donde entra en juego el llamado Factor Miedo. Tienes dos elementos decorativos encuadrados en dos categorías que influyen en este factor: entretenimiento y castigo. Los primeros, tales como jardines o altares, hacen que tus campesinos estén más contentos pero dispondrán de más tiempo de descanso y, por lo tanto, puede que tu economía se resienta. Un campesino ocioso podría estar forjando espadas en ese momento. Los segundos, entre los que se encuentran cosas tan bellas como mazmorras o patíbulos, hacen que tus campesinos trabajen más deprisa pero no les hace ninguna gracia que cuelgues los cadáveres de aquellos que decidieron no hacerte caso alrededor del mercado. Debes saber también que el juego posee ciertos acontecimientos aleatorios que pueden llevar al traste tu política de pollo asado y juglares. Una epidemia o la superpoblación de conejos son una amenaza peor que un ariete a las puertas de tu castillo (ríete si quieres pero esas bolas peludas pueden arrasar tus cultivos en un abrir y cerrar de ojos). Un detalle curioso es que si visualizas el menú de felicidad, aparecerá tu nombre con una serie de apodos que denotan cómo te ven tus siervos y el resto del mundo.
Tus campesinos son también la base de tu ejército. Cuando dispongas de armas y de dinero suficiente, podrás equiparlos como alguna de las diferentes clases de unidades de las que dispone el juego. También puedes darles conocimientos para que sean ingenieros de asedio y construir poderosa maquinaria que acabará en un pis pas con las murallas de tu enemigo.
Dependiendo de la misión, existen diferentes objetivos de victoria, tales como recolectar una cantidad de recursos o aguantar durante un tiempo un asedio, pero lo normal en el modo combate es liquidar al señor enemigo. Existen también otros objetivos más originales y divertidos como gobernar tu feudo como un auténtico tirano sin corazón evitando perder a tus siervos.

 ¡Ay, qué bonico el castillico! Fuente

Y tras esta breve descripción, el análisis.
Stronghold tiene varios puntos positivos que, a día de hoy, lo siguen convirtiendo en un juego único. Para empezar, la mezcla entre RTS y Godgame está hecha a la perfección. Las dos caras del juego no se contradicen ni se interponen la una a la otra. Puedes crear las cadenas de producción fácilmente y sin una tediosa microgestión y, al mismo tiempo, liderar a tus tropas en la batalla sin volverte completamente loco.
La construcción del castillo es fácil e intuitiva. Con solo pulsar un botón y arrastrar el ratón puedes darle forma a las murallas. El juego viene con diferentes opciones a la hora de crear tu bastión y eso se agradece. Puedes colocar almenas en tus murallas, decidir si quieres torres redondas (más resistentes) o cuadradas (más baratas), colocar braseros para que tus arqueros puedan disparar flechas incendiarias, rodear las murallas con un foso o prepararle al enemigo una desagradable sorpresa con un pozo de brea. Las posibilidades son infinitas y lo que construyes se adapta perfectamente al terreno. Además, tienes una herramienta que hace que veas los cimientos del castillo, ayudándote a la hora de evitar huecos en tus muros.
Las unidades son variadas y todas tienen su razón de ser. No se basan en el clásico piedra-papel-tijera sino que tienen sus pros y sus contras. Por ejemplo, los lanceros son la unidad más barata del juego pero poseen poca armadura y no son rivales para un caballero. Sin embargo, un gran número de estos guerreros pueden desarzonar a un noble montado a caballo en cuestión de segundos.
Mención a parte para las armas de asedio. Esto es un juego de construir castillos y sería lamentable que los asedios fueran lanzarse un par de piedras a la cabeza y ya está. Puedes construir una gran variedad de esta clase de mecanismos, tanto de ataque como de defensa. Además, puedes usar zapadores para rellenar los fosos, escalas para trepar a las murallas o minas para debilitar sus cimientos. En resumen, el combate no es un mandar a tus unidades a lo bestia hacia la muerte sino que tienes que planificar bien tus ataques.
Existe otro factor positivo del juego debido, más que nada, a su ambientación. Es algo que ensalzó la legendaria revista Gamelive PC (¡que Odín le tenga un buen lugar reservado en los salones del Valhalla!) y en lo que estoy muy de acuerdo. Verás, en la época en la que salió el juego, si buscabas un RTS de estética medieval, te llevabas las manos a la cabeza porque el mercado estaba atestado de esta clase de juegos pero con un componente fantástico. Ya sabes, lo que digo siempre, el enésimo ripio de Tolkien. Sin embargo, Stronghold demostró que se puede hacer un juego divertido ambientado en la Edad Media europea sin necesidad de enanos, señores oscuros y anillos de fuerza +10. Es esta forma de desmarcarse de las modas de la época lo que hizo que tuviera un lugar reservado en nuestros corazones.
Las IA está muy bien trabajada. Basándose en como funcionaban los señores de Lords of the Realm, Firefly ha hecho que cada noble al que te enfrentas actúe como su personalidad lo dicta. La Rata es un cobarde redomado y construirá grandes defensas para que no le toques ni un pelo. La Serpiente es astuto y maquiavélico y llenará su castillo de trampas, además de ser aficionado a las emboscadas. El Cerdo piensa que la fuerza bruta es lo mejor que ha inventado la humanidad tras el fuego (también opina que el fuego es un gran invento porque se pueden quemar las chozas de los campesinos con él), por lo que lanzará ataques a gran escala con las unidades más potentes que tenga a su disposición. El Lobo es más reflexivo y no cometerá los mismos errores que sus amigos de armas.
La inclusión de dos tipos de campañas es un gran acierto. Si no te gusta el combate, puedes jugar a la campaña económica o a los mapas de construcción de castillos. En cambio, si te gusta ver la sangre de tus enemigos correr bajo tus pies, puedes optar por la campaña militar o por el modo de asedio al castillo.
Los gráficos tienen sus pros y sus contras. El motor de juego en dos dimensiones muestra con todo lujo de detalle y en una gloriosa perspectiva isométrica todo lo que ocurre en tu castillo. Las unidades están muy bien animadas, así como los efectos de golpes y piedras volando cuando un castillo es víctima de un asedio. ¡Incluso puedes ver cómo trabajan tus campesinos en el interior de los edificios! La balística en el juego es brutal y se tienen en cuenta diferentes factores a la hora de saber si un proyectil impacta o no. Y un gran aplauso para los pequeños vídeos que acompañan a la selección de edificios o a los mensajes que llegan a tu castillo. Los de los señores rivales son especialmente soberbios, pues en función de cómo te vayan las cosas reaccionarán de una manera u otra. Mis favoritos son los de la Rata, demostrando su cobardía en cada uno de ellos, incluso cuando te amenaza con hacerte pedacitos. Los contras los veremos en la sección de puntos negativos del juego.
El sonido es una maravilla. No es solo por el sonido ambiente, es que las voces de las unidades son para quitarse el sombrero. Tienen una gran personalidad y no te cansas de escucharlas. Y no digamos los diálogos de los campesinos. Estos cambian en función de cómo los tratas, lo que es un detalle genial.
Hablemos de la música. El compositor de la banda sonora no es otro que Robert Euvino, que ya trabajó en otros juegos de Impressions tales como Caesar o Faraón. Los temas que suenan de fondo son muy medievales. No lo digo porque intenten copiar el estilo de música de la época: es que están tocados con instrumentos medievales. Laudes, flautas, arpas, violas, mandolinas... La música crea una atmósfera única que solo he vivido jugando a este juego. Realmente te sientes estar en el Medioevo, no como otros juegos que usan música de corte épico hollywoodiense, que está muy bien pero no consiguen meterte de lleno en el mundo que la acompaña.

Escoge a tu doncella y a bailar. Fuente

Ahora, los contras.
Ya he dicho que el motor gráfico es una pasada pero tiene algunos problemas relacionados con pequeños glitches por la forma en la que representa las distintas nivelaciones del terreno. Ver como las patas de las monturas de tus caballeros se hunden en la tierra y se mueven como si estuvieran levitando da algo de yuyu. Además, puedes ser testigo de como los campesinos y algunas unidades se atraviesan las unas a las otras como si estuvieran hechas de aire. Tal vez sean vampiros.
El sistema de seguimiento de rutas de las unidades militares funciona a la perfección siempre y cuando las envíes en grupos reducidos. En el caso de grandes contingentes de tropas, estas tienden a tropezarse entre ellas o a dar grandes rodeos, con lo que es posible que una catapulta o un arquero llegue al campo de batalla tarde y mal.
En la campaña militar, algunas de las misiones son bastante complicadas. Muy, muy complicadas. Podría decirse que casi imposibles. Algunos de los asedios son básicamente irrealizables si no te lo tomas con mucha calma. De hecho, hay misiones que pueden durar una eternidad.
Una cosa que hecho en falta en el juego, y que su secuela ambientada en las cruzadas resolvió, es la falta de un modo escaramuza donde puedas elegir tus oponentes de la IA. Tienes los mapas sueltos pero estos son solo misiones que siguen un guión creado por su autor.

La verdad es que los paisajes son bellísimos 
pero tus ojos tendrán que acostumbrarse a la forma de las piedras. Fuente

Por lo demás, Stronghold sigue siendo y probablemente será el mejor simulador de castillos del mercado. Si te interesa, puedes pillarlo en GOG o en Steam a un precio de risa (al final tendrán que darme pasta por publicitarlos). ¡Y en su edición en Alta Definición! (Si tienes el original como yo, puedes bajarte el parche para pasarlo a HD de la página web oficial del juego completamente gratis). Construye tu castillo bien, pues de ello depende el futuro del reino.

¡No dejes de jugar!

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