viernes, 14 de julio de 2017

Battle Realms: El samurái olvidado.


La vida es injusta.
Cuando creemos que el bien debería triunfar o que una buena idea debería tener éxito, la vida te pega una bofetada en los morros para demostrarte que no está de acuerdo contigo. Hay gente que vale mucho ahí fuera pero, por circunstancias de la vida, son eclipsados por otras personas que, mereciendo ese éxito o no, hacen que algo que podría habar sido un éxito rotundo acabe olvidado dentro de un polvoriento cajón.
En el mundo de los videojuegos pasa lo mismo. Juegos que deberían haberse convertido en clásicos imborrables de nuestra memoria acabaron olvidados porque el mundo estaba enloquecido con una idea, que probablemente no fuera mejor ni novedosa, pero que toneladas de publicidad o grandes éxitos alcanzados en el pasado por sus desarrolladores hicieron que la gente estuviera más pendiente de ellos. De hecho, existe una regla no escrita en esto del desarrollo de ocio electrónico: nunca saques un juego a la par que Blizzard a menos que quieras que nadie le preste atención.
El juego que vengo a analizar hoy es uno de esos casos. Como ya sabes, este blog no solo sirve para mostrarte juegos venidos del pasado sino también para que seas testigo de verdaderas joyas de las que nadie ha oído casi hablar.
Bienvenido al mágico mundo de Battle Realms.

Alguien va a tener un tremendo dolor de cabeza esta noche. Fuente

Este juego apareció en 2001, creado por Liquid Entertainment y distribuido en Europa por Ubisoft. Este RTS cosechó bastantes análisis positivos por parte de la crítica. Tanto es así que, al año siguiente, se publicó su expansión Winter of the Wolf. Pero, ¿qué juego salió en 2002 que acaparó todas las portadas de las revistas del sector? Sí, has adivinado: Warcraft III Reign of Chaos. Lo que era un éxito de crítica no se tradujo entre el público, que estuvo más entretenido babeando ante la tercera parte de la saga estratégica fantástica de Blizzard que con otra clase de juegos. No es que no me guste Warcraft pero es que, si lo comparamos con Battle Realms, el juego de Liquid ofrece más novedades y mecánicas más originales que la obra de Blizzard. Incluso la ambientación es única. Ya verás por qué.

La historia del juego comienza años atrás de la época en la que se ambienta.
El clan de la Serpiente gobernaba a las gentes del lugar con benevolencia, siguiendo a rajatabla el código del bushido. Sin embargo, un día, una fuerza oscura formada por una horda de oni comienza a invadir las tierras, masacrando a los pobres campesinos y devorando todo aquello que encuentra en su camino. El daimyo del clan, al ver que sus huestes de ashigaru y samurái no pueden con tan horrible adversario, decide usar una de las reliquias del clan para pararle los pies: un orbe mágico que contiene un poder tan grande que permite detener la invasión a costa de separar una porción de las tierras del resto del continente. Por desgracia, el orbe pierde toda su fuerza. Esta pérdida es la causante de que, con el paso de los años, los nuevos daimyo del clan vayan poco a poco separándose de la vía del samurái y poniendo en práctica la política maquiavélica del fin justifica los medios. Esta degeneración parece no hacer mella en Kenji, el último heredero del clan, que tiene entre sus sueños el de restaurar el bushido y sacar a su clan del abismo de delincuencia y crueldad en el que está metido. Pero como todo esto sería muy fácil, resulta que Kenji encuentra una noche a su padre con un cuchillo clavado en el pecho. ¿Quién ha podido cometer semejante asesinato? Pues resulta que todas las pruebas señalan al propio Kenji. Sin poder demostrar su inocencia, el joven huye del país. Años más tarde, vuelve para hacer realidad su sueño: renovar al clan de la Serpiente y vengar la muerte de su padre. Sin embargo, el país está en guerra: el clan de la Serpiente gobierna con puño de acero a los campesinos, el clan del Lobo se alza para reclamar lo que es suyo tras años de esclavitud y el clan del Loto está extendiendo su retorcido culto a la oscuridad por todo el territorio. Kenji tendrá que hacer una importante decisión: ¿restaurará la antigua gloria de la Serpiente en la forma de un nuevo clan o se dejará llevar por las ansias de riquezas y sangre que han llevado a su anterior clan a convertirse en lo que es hoy en día?
Y ahora es cuando dices: ¿Bushido? ¿Oni? ¿Samurái? ¿Esto no son japoneses?. Sí y no. A la hora de ambientar su juego, Liquid pasó de hacer el enésimo ripio de Tolkien (de hecho, tienen un juego que adapta El Señor de los Anillos) y decidió inspirarse en el folclore y mitología japoneses, creando un mundo único. Bueno, si has jugado al juego de rol de papel y lápiz La Leyenda de los Cinco Anillos, tendrás la sensación de estar ante una versión RTS de dicha ambientación, solo que sin miembros del clan Escorpión para apuñalarte por la espalda.

Este es Kenji. Decidle hola. Fuente

Una partida normal de Battle Realms comienza con una choza de campesinos y varios de estos personajes fuera de ella.
Los campesinos son, como has podido adivinar, la unidad encargada de construir edificios y de recoger recursos. Los dos recursos disponibles en el juego son arroz y agua. El primero se recoge de los campos que hay por todo el mapa. El problema es que los cultivos se gastan con el tiempo, así que un campesino debe estar regándolos para que vuelvan a florecer. La lluvia también ayuda pero se da de vez en cuando y puede que, para cuando llueva, te hayas quedado sin arroz. El segundo se recoge de los lagos y ríos que pueblan el lugar y, más adelante, de los pozos que vayas construyendo. El agua, además de para regar y entrenar unidades, sirve también para extinguir los incendios que puedan originarse en tus edificios o en el mapa.
Uno de los recursos más llamativos son los caballos. Estos pastan alegremente por el campo hasta que envías a uno de tus campesinos para domarlos. Los caballos sirven para dos cosas: en manos de un campesino, le permite cargar con el doble de recursos. Si a quien le das un caballo es a una unidad militar, la conviertes en una unidad de caballería. De hecho, en el juego no existen unidades de caballería como tales. Además, los caballos pueden aprender una habilidad especial inherente a tu clan en las caballerizas.
Como comprobarás, no existe un botón en las chozas para crear campesinos. Estos se crean solos a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, a medida que tengas más campesinos, su creación será más lenta. Puedes pararla si crees que tienes suficientes y notas el aliento de la superpoblación en tu cogote.
Los dojos permiten entrenar nuevas unidades e investigar nuevas tecnologías. Sin embargo, al igual que las chozas, no verás un botón para crear a las primeras. ¿Qué clase de timo es este?, pensarás. Para poder entrenar unidades militares debes enviar a un campesino a uno de estos edificios. Pasado unos segundos, aparecerá equipado con la panoplia necesaria para llevar a cabo su cometido. Sí, los campesinos no son solo esos seres que construyen y recolectan. Son tu piedra angular a la hora de crear un ejército. Y eso no es todo. Envía a esa unidad a un dojo diferente. Si lo haces, la unidad evolucionará hacia otro tipo. Esta original mecánica se llama Alquimia de Unidades. Un ejemplo para que te quede claro: supongamos que juegas con el clan del Dragón. Si mandas a un campesino a un dojo, aparecerá convertido en un lancero. Si envías a ese lancero a entrenarse a un campo de tiro, reaparecerá convertido en un guerrero dragón. No debes pensar que, al hacer evolucionar tus unidades, éstas son mejores y no necesitas del resto. Eso te llevará a una deshonrosa derrota, pues todas las unidades de tu clan, desde el humilde lancero hasta el noble samurái, son importantes. Ejemplo: el guerrero dragón anteriormente mencionado posee un ataque a distancia que le permite canalizar su ki para lanzar una bola de energía que daña al enemigo a lo Bola de Dragón. Sin embargo, este tipo de ataque no llega tan lejos como lo haría la flecha de un arquero, además de que los guerreros dragón son mejores en el combate cuerpo a cuerpo que a distancia. Ten siempre presente eso.
Las tecnologías disponibles en cada dojo precisan puntos de ying y yan para poder ser investigadas. Estos puntos se consiguen a través del combate. Los de yin pertenecen a los clanes del bien (Dragón y Lobo) mientras que los de yang pertenecen a los del mal (Loto y Serpiente). Cuando tengas los suficientes, podrás desbloquear dicha tecnología. Además, existen otros dos tipos de utilidades, por así decirlo, encuadrados en lo que se conoce como Battle Gear. Estas se desbloquean en el santuario y en uno de los edificios especiales de cada clan enviando a una unidad pertinente. Las del primer edificio son habilidades especiales mientras que las del otro tienen que ver con equipamiento especial, como las armaduras de esquisto del clan del Lobo.
Cuando tengas un ejército bien equipado, es hora de atacar. De hecho, la única forma de vencer, a menos que sea una misión de campaña, es arrasando la aldea del clan enemigo. El juego está enfocado a los combates de escaramuza con pocas unidades, así que no tienes que devanarte los sesos con un ejército gigantesco. Además, cuentas con la ayuda de los maestros Zen, que son el equivalente en el universo de Battle Realms a los héroes de otros juegos. Estos solo aparecen durante la campaña o en las escaramuzas si construyes una fortaleza donde reclutarlos o eliges comenzar con uno previamente.

 Un fantástico día en una aldea del clan del Dragón. 
Ya verás tú como viene el clan del Loto y nos fastidia. Fuente

Hora del análisis.
Battle Realms podría haber sido un RTS más si no fuera por sus originales mecánicas.
Que los campesinos sean una unidad fundamental para el desarrollo de una fuerza militar no lo había visto yo desde el Rising Lands de Micröids. Aquí no vale usar a tus recolectores como escudos humanos o carne de cañón mientras tu ejército va de camino. Perder a una de estas unidades es el primer paso hacia la tragedia, puesto que sin ellas no podrás reforzar tus batallones en caso de bajas. La Alquimia de Unidades es sin duda un gran acierto y da un soplo de aire fresco al clásico sistema de tener que acceder por medio de un árbol tecnológico a a las unidades de mayor nivel. Además, que todas las unidades, incluso las más básicas, sean importantes impide lo que ocurre en muchos RTS de crear un ejército compuesto solamente por unidades de élite a final de partida.
Y es que cada unidad es única per sé. En lugar de usar el clásico sistema de piedra-papel-tijera, cada soldado en tu ejército tiene sus propios puntos fuertes y debilidades. No solo eso, pues el sistema de Battle Gear añade las habilidades especiales, creando incluso unidades de élite dentro de un mismo tipo de unidad básico. Battle Realms también tiene algo que lo diferencia del resto de RTS en lo que respecta a la salud de tu gente: el daño se ve reflejado en las unidades. Un soldado que ha perdido una considerable cantidad de vida es más lento y le cuesta más atacar. Además, la estamina, que permite lanzar las habilidades especiales, se usa también para que tus unidades corran. Sí, tus unidades pueden forzar la marcha a costa de perder este valioso recurso. ¿Quieres más? Tus guerreros no están anclados al suelo. Estos pueden moverse alrededor de una unidad mientras la atacan, esquivar sus golpes e, incluso, salir volando si les pegan fuerte. Y para rizar el rizo, algunas unidades poseen habilidades pasivas que ellas mismas despliegan sin necesidad de que se lo digas. Por ejemplo, los guerreros kabuki del clan del Dragón pueden realizar juegos de malabares para alegrar a los campesinos, haciendo que estos trabajen más rápido.
Otro ejemplo de buen hacer por parte de los desarrolladores es que el mundo está realmente vivo.
Los bosques y los edificios pueden incendiarse. La lluvia riega los campos y apaga los incendios. Dentro de los bosques hay pequeños animales que pueden delatar la posición de tus tropas si se asustan cuando das la orden de que avancen a paso ligero. En algunos lugares puedes incluso provocar aludes de rocas para aplastar a tus enemigos.
Los cuatro clanes son muy diferentes entre sí y eso se agradece. Es como jugar a un juego diferente cada vez. El clan del Dragón sigue el código del bushido hasta sus últimas consecuencias, lo que hace que algunas de sus unidades tengan la habilidad de realizarse el seppuku (lo que en Occidente conocemos erróneamente como harakiri) para desatar un poder inconmensurable. El clan de la Serpiente posee un ejército de salteadores de caminos y mercenarios que pueden saquear recursos y equipamiento de las unidades enemigas caídas en combate. El clan del Loto tiene entre sus filas a tipos que vomitan una ponzoña corrosiva que daña a las unidades que toque y pueden desplegar a un engendro que es una colonia de gusanos devoradores de carne andante que pueden infectar a los soldados enemigos. El clan del Lobo posee el poder de las druidesas cuyos rituales permiten, entre otras cosas, imbuir a sus unidades con una rabia lupina que les hace destruir todo lo que encuentran a su paso.
La campaña principal es no lineal, permitiéndote elegir qué es lo que vas a hacer tras terminar una misión, siendo tus decisiones reflejadas en su devenir. Un ejemplo sería cuando decides atacar el castillo de Lord Oja si sigues el camino del bien. Puedes atacarlo directamente o dejarlo para más tarde y salvar a los campesinos de la región de al lado de su ejército de mercenarios. En la primera opción, puedes desembarazarte de Oja más rápido pero éste cuenta con ese contingente de mercenarios como refuerzo de emergencia. Si optas por la segunda opción, Oja puede reforzar sus defensas pero ya no tendrás el peligro de que sus mercenarios se presenten en el campo de batalla. Es más, nada más empezar, debes elegir que camino tomarás: el del bien salvando a un grupo de campesinos o el del mal ayudando a los salteadores de caminos del clan de la Serpiente.
Los gráficos son una preciosidad aunque con un matiz que describiré en los puntos negativos del juego. Puedes notar que el mundo está realmente vivo, con los animalillos correteando por el bosque o los peces nadando en los ríos y lagos. Da gusto contemplar los edificios y el aspecto de tus unidades, que parece sacado de un manga. Resulta realmente fácil distinguirlas en mitad de una batalla.
En el apartado sonoro, Battle Realms también destaca. Los sonidos ambientales son perfectos y las voces de las unidades molan bastante. La banda sonora es sobresaliente. Matt Holle ha compuesto una serie de temas inspirados en la música tradicional japonesa. Además, cada clan tiene su propia banda sonora que se basa en su forma de ser. Los del clan del Dragón son épicos, los de la Serpiente son, sorpredentemente, los que tienen un toque más japonés; los del clan del Lobo muestran su carácter primitivo mientras que los del clan del Loto son oscuros y siniestros.

Serpent Attack, mi tema favorito del juego. Como puedes comprobar, la música es dinámica, teniendo una versión para momentos tranquilos y otra que suena a la hora de combatir. Fuente

En cuanto a apartados negativos, bueno, lo clásico de la mayoría de RTS de la época: todo está enfocado al combate. Ni siquiera hay un pequeño atisbo de diplomacia como en, digamos, Age of Empires. La única forma posible de vencer es matando. No existen otras opciones de victoria. ¡Pero si hasta los puntos que te permiten investigar nuevas tecnologías se ganan combatiendo!
¿Recuerdas lo de los gráficos? Sí, son hermosos. Vistos desde lejos. Los desarrolladores utilizan el mismo motor de juego para las animaciones. Si sobresale a la hora de presentarnos el campo de batalla, en los vídeos deja mucho que desear. Los personajes son polígonos desproporcionados en movimiento con el zoom más cercano, lo que hace que no te metas tan de lleno en la historia. Hubiera estado bien que, ya que el universo de Battle Realms está inspirado en el Japón feudal, que los vídeos fueran ilustraciones basdas en las pinturas del período del Sengoku Jidai.

 En movimiento es aun peor. Y sí, esos muñones son manos. Fuente

Battle Realms es una joya que, desgraciadamente, pasó desapercibida. Es una lástima, pues el juego es una experiencia que todos los amantes de la estrategia en tiempo real deberían probar. Si te interesa, puedes encontrarlo en GOG junto con su expansión.
Si aceptas el reto de guiar a Kenji en su periplo, descubrirás uno de los RTS más originales a los que me he enfrentado.

¡No dejes de jugar!

2 comentarios:

  1. excelente reporte mil gracias , me gustaria un reporte de la segunda parte y por que la cancelaron

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  2. Hola exelente juego Battle realms, en 2019 todavia lo juego via ip con mi hijito.

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