sábado, 5 de agosto de 2017

Abe's Oddysee: Tú eres el postre.


En un par de ocasiones, la primera vez que tuve la suerte de jugar a algo que se iba a convertir en el futuro en un clásico de PC fue en una consola. Más tarde, descubriría por mis propios medios que existía una versión para esta última plataforma de ese juegazo al que me tiré horas jugando en casa de un amigo (la única consola que he tenido en mi vida ha sido una Master System II y el resto de juegos de plataformas de sobremesa los jugué en un emulador, ¿vale?).
Fue en casa de mi colega Vicen. Cuando le regalaron la primera Playstation, esta venía con un CD con demos de varios juegos disponibles para la consola gris de Sony. Una de ellas le llamó la atención y se compró el juego al que pertenecía. Me lo enseñó un día y quedé maravillado por lo que veía en la pantalla del televisor. En este juego, manejabas a un desgarvado alienígena de piel azulada en un entorno industrial que tenía que salvar a sus amigos esclavizados. Lo curioso de todo es que este personajillo podía comunicarse con sus colegas por medio de diferentes palabras, lo que le permitía guiarlos hacia la libertad.
Más tarde, descubrí que este juego existía para PC al regalarlo la extinta Computer Hoy Juegos en uno de sus números. No tardé en dos segundos en comprar un ejemplar para poderlo tener entre mis manos y jugar todas las veces que quisiera en casa. Ese juego era, como seguro que has adivinado, Abe's Oddysee.

El juego fue publicado en 1997.
Desarrollado por Oddworld Inhabitants y distribuido por GT Interactive, Abe's Oddysee se convirtió en el primer juego de una saga, con dos spin-offs y varios juegos que quedaron en el limbo, que cautivaría a todos lo jugadores del mundo (sí, a ti también aunque no te guste). Los chicos de OI se inspiraron en otros clásicos del plataforma narrativo (creo que esto me lo acabo de inventar) como Another World o Flashback para crear un juego que, al igual que estos dos, mezclaba plataformas con resolución de puzzles y una trama digna de una película.

Nuestro sufrido protagonista. Fuente

Bienvenido a Oddworld.
Este extraño planeta (su nombre ya lo indica, ¿no?) es hogar de dos razas alienígenas bastante diferentes entre sí: los mudokon y los glukkon. Los primeros son unos seres delgaduchos que viven en un estado primitivo, conservando lo poco que queda de la antigua magia que poblaba las llanuras de Oddworld hace siglos. Los segundos son una panda de capitalistas sin escrúpulos que viven rodeados de la más avanzada tecnología (con un toque dieselpunk, todo hay que decirlo).
Los glukkon son, a su vez, dueños de la más importante industria alimentaria que existe en el planeta: las Granjas Hostiles. Aquí se elaboran los más finos y delicados productos que van a parar a la boca del habitante de Oddworld medio. Los glukon usan como mano de obra a los mudokon a cambio del pago en especie en forma de los alimentos procesados que fabrican. ¿He dicho mano de obra solo? Perdón, se me ha olvidado añadir la palabra “esclava”. Porque los pérfidos glukon mantienen a los mudokon aterrorizados por medio de sus ejércitos de sligs, una raza guerrera proveniente del propio Oddworld. Los mudokon soportan terribles condiciones de trabajo simplemente porque los glukon los alimentan.
Esto cambiará cuando un mudokon llamado Abe haga un descubrimiento que pondrá en peligro a sus compañeros y, en general, a toda su raza. Abe trabaja como limpiador en las Granjas Hostiles. Un día, mientras pasaba la pulidora por uno de los pasillos cercanos a la sala de reuniones de los glukkon, decide echar un vistazo al ver la puerta de la estancia entreabierta. Allí, puede contemplar como sus jefes están nerviosos y preocupados. Al parecer, debido a la sobrexplotación de los recursos que utilizan para elaborar sus productos (alias cualquier cosa que respire), la producción está cayendo en picado. Eso significa menos beneficios y un glukkon es capaz de tirarse desde lo alto de un puente antes que ver como se vacía su cuenta corriente. Pero que no se preocupen que Mullock, presidente de las Granjas Hostiles, tiene un plan: sacar al mercado un nuevo producto que no necesite de la cada vez más marchita flora y fauna de Oddworld. Abe descubre este secreto con ilusión. ¡Por fin algo nuevo que llevarse a la boca! Pero cual será su sorpresa cuando Mullock desvele lo que es: piruletas. Sí, unas simples piruletas. ¡Piruletas hechas con carne de mudokon! Horrorizado por lo que acaba de ver, Abe deja atrás sus labores cotidianas para huir de las Granjas Hostiles y salvar a sus compañeros de trabajo de formar parte del postre de alguna familia de Oddworld. Así comienza una aventura épica que convertirá a un simple limpiador en un héroe para su pueblo.

 Mullock, nuestra némesis en el juego y con buen gusto en el vestir. 
A su izquierda, un soldado slig. Fuente

El juego se divide en diferentes escenarios que, a su vez, se dividen en diferentes fases. Al igual que en Flashback, nuestro personaje se desplaza por estas fases como si fueran escenarios teatrales. En estos lugares se nos presentan trampas que deberemos esquivar y puzzles que resolveremos aplicando alguna de las habilidades de Abe. También aparecen enemigos, como no podía ser de otra manera. Sin embargo, Abe no puede hacer frente a ellos. Deberemos ser rápidos y esquivarlos o pasar desapercibidos ante su presencia. Abe no es un héroe de acción y solamente podrá atacar cuando se arme con una granada slig. También puede usar piedras para activar ciertos mecanismos y trocitos de carne para despistar a los animales salvajes que pueblan Oddworld. Sí que puede usar las trampas del escenario para darle a sus rivales una horrible sorpresa. Además, nuestro mudokon, como es normal en esta clase de juegos, no tiene un contador de vida. Un buen golpe o una explosión acaba con nosotros de inmediato, por lo que hay que actuar con extremado cuidado.
Abe puede correr, andar, saltar, rodar, andar con sigilo, lanzar objetos, hablar y cantar. Estas dos últimas habilidades son muy importantes en el desarrollo del juego. Hablar nos permite comunicarnos con los mudokon presentes en algunos de los escenarios. Gracias a esta habilidad, podremos dirigirlos hacia la libertad o resolver puzzles. Cantar es una muestra del uso de magia por parte de los mudokon. Con el canto podremos lanzar un hechizo que nos permite manejar algunos artefactos místicos del escenario, tales como los portales de pájaros a los que se dirigen los mudokon liberados o que nos teletransportan a otra parte del escenario; o, lo mejor de todo, poseer a los sligs para poder controlarlos. En ese momento podremos utilizar a nuestra víctima para ver qué se nos presenta más adelante, comandar a otros sligs o usar sus ametralladoras para atacar a otros enemigos.
El juego presenta dos finales alternativos, uno bueno y otro malo, que dependen del número de mudokon que has salvado a lo largo de tu aventura para acabar con la tiranía alimentaria de los glukon.

 Abe emulando a Sam Fisher para rescatar a uno de sus compañeros. Fuente

Vamos al análisis.
¿Qué puntos positivos podemos encontrar en Abe's Oddysee?
Veamos, todos los elementos que vas a encontrar en los escenarios están colocados de manera lógica. Nada desentona en el lugar donde se encuentra y es fácil imaginárselo ahí en la realidad, lo que es algo que todo buen plataformas debe hacer.
Su rejugabilidad es muy buena ya que esconde bastantes secretos que te harán rejugarlo una y otra vez para ver qué te has perdido. Además, el disponer de dos tipos de finales diferentes hace que tengas más ganas de volver a ponerte en la piel de nuestro alienígena azul favorito para cambiar su destino.
Los puzzles van aumentando de dificultad a medida que vas avanzando en el juego, con lo que nunca te aburrirás al encontrarte un puzzle facilongo que podría fastidiarte los últimos compases del juego ni tampoco lo darás todo por perdido en los primeros niveles debido a la extremada dificultad de los que se te presentan al principio. Esos sí, hay situaciones que son bastante difíciles y que harán que te calientes la cabeza más de lo normal.
Pero, sin duda, lo que más atrae de Abe's Oddysee, a parte de su jugabilidad, es el mundo donde se desarrolla. OI creó un universo único con su propias fauna, flora, pueblos, culturas, mitos y leyendas. A lo largo del juego, te encontrarás con mostradores de información donde podrás ir conociendo la historia de este curioso y, a la vez, siniestro mundo. Y es que no nos llevemos a engaño: en algunas partes, Abe's Oddysee tiene cierto toque de terror. ¿Acaso no se te ponen los pelos de punta al pensar que unos industriales pasados de rosca se les pase por la cabeza convertir a sus trabajadores en uno de sus productos?
Los escenarios que visitas son variados y están diseñados con puntilloso detallismo. Desde la industrialidad de los dominios glukkon, con detalles tan chocantes como los rótulos luminosos con consejos tales como “No juegues con la comida a menos que sea tu mascota”, a los primitivos templos de los mudokon, con sus glifos estilizados en los que se representa la historia de este pueblo. Por no contar la estrambótica fauna y flora de Oddworld, con los scrabs y paramitas en lo alto de la cadena alimentaria.
Los sonidos son espectaculares, sobre todo las voces de los personajes, muy bien dobladas. Todavía hoy sigo graznando “Hola” y “Sígueme” imitando la voz de Abe.
La música es una delicia. Cambia en función de lo que está pasando en la escena y va desde unos temas de corte místico hasta otros de temática más industrial, pasando por algunos bastante siniestros y oscuros.

El relajante tema que suena durante tu visita a las Líneas Monsaic. Fuente

Ahora, los puntos negativos.
El juego tiene una tendencia al ensayo y error que puede llegar a ser frustrante para muchos. El tener que repetir una y otra la misma fase porque no has saltado donde deberías o porque otra vez han venido esos malditos murciélagos que te matan con solo morderte una vez a visitarte puede hacer que acabes lanzando el teclado por la ventana. Algunas de las situaciones pueden ser demasiado estresantes, como tener que correr a toda velocidad mientras esquivas trampas y eres perseguido por un enemigo. Además, si vas corriendo y te estampas contra una pared, Abe cae de espaldas y tarda en levantarse unos segundillos. Este detalle que parece una estupidez puede ser la delgada línea que te separa de la vida y la muerte porque puede no darte tiempo para saltar o esquivar a un enemigo cuando vuelves a ponerte en pie.
Las explosiones en el juego son un poco exageradas. Me refiero a que si te cubres en una plataforma inferior a la que estás, incluso si la superior está hecha de metal, la honda expansiva te alcanza, matándote en el acto. Lo mismo ocurre con las granadas. Si fallas el tiro, lo más probable es que acabes volando en mil pedazos.
Para conseguir el final bueno, debes salvar a todos los mudokon. El problema llega cuando, por accidente, uno de ellos muere cuando vas a liberarlo. No te queda otra que cargar de nuevo la partida para salvar a esa alma descarriada y que Abe pueda tener un final feliz.

Más explosiones que en una película de Michael Bay. Fuente

Abe's Oddysee se ha convertido en todo un clásico al que todo el mundo debería jugar al menos una vez en su vida. Si te interesa, puedes encontrarlo en Steam junto a su secuela y spin-offs.
El destino de los mudokon está en tus manos. ¿Los llevarás hacia la libertad o dejarás que hagan pinchitos para barbacoa con ellos?

¡No dejes de jugar!

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