La vida es injusta.
Cuando creemos que el bien debería
triunfar o que una buena idea debería tener éxito, la vida te pega
una bofetada en los morros para demostrarte que no está de acuerdo
contigo. Hay gente que vale mucho ahí fuera pero, por circunstancias
de la vida, son eclipsados por otras personas que, mereciendo ese
éxito o no, hacen que algo que podría habar sido un éxito rotundo
acabe olvidado dentro de un polvoriento cajón.
En el mundo de los videojuegos pasa lo
mismo. Juegos que deberían haberse convertido en clásicos
imborrables de nuestra memoria acabaron olvidados porque el mundo
estaba enloquecido con una idea, que probablemente no fuera mejor ni
novedosa, pero que toneladas de publicidad o grandes éxitos
alcanzados en el pasado por sus desarrolladores hicieron que la gente
estuviera más pendiente de ellos. De hecho, existe una regla no
escrita en esto del desarrollo de ocio electrónico: nunca saques un
juego a la par que Blizzard a menos que quieras que nadie le preste
atención.
El juego que vengo a analizar hoy es
uno de esos casos. Como ya sabes, este blog no solo sirve para
mostrarte juegos venidos del pasado sino también para que seas
testigo de verdaderas joyas de las que nadie ha oído casi hablar.
Bienvenido al mágico mundo de Battle
Realms.
Alguien va a tener un tremendo dolor de cabeza esta noche. Fuente
Este juego apareció en 2001, creado
por Liquid Entertainment y distribuido en Europa por Ubisoft. Este
RTS cosechó bastantes análisis positivos por parte de la crítica.
Tanto es así que, al año siguiente, se publicó su expansión
Winter of the Wolf. Pero, ¿qué juego salió en 2002 que acaparó
todas las portadas de las revistas del sector? Sí, has adivinado:
Warcraft III Reign of Chaos. Lo que era un éxito de crítica no se
tradujo entre el público, que estuvo más entretenido babeando ante
la tercera parte de la saga estratégica fantástica de Blizzard que
con otra clase de juegos. No es que no me guste Warcraft pero es que,
si lo comparamos con Battle Realms, el juego de Liquid ofrece más
novedades y mecánicas más originales que la obra de Blizzard.
Incluso la ambientación es única. Ya verás por qué.
La historia del juego comienza años
atrás de la época en la que se ambienta.
El clan de la Serpiente gobernaba a las
gentes del lugar con benevolencia, siguiendo a rajatabla el código
del bushido. Sin embargo, un día, una fuerza oscura formada por una
horda de oni comienza a invadir las tierras, masacrando a los pobres
campesinos y devorando todo aquello que encuentra en su camino. El
daimyo del clan, al ver que sus huestes de ashigaru y samurái no
pueden con tan horrible adversario, decide usar una de las reliquias
del clan para pararle los pies: un orbe mágico que contiene un poder
tan grande que permite detener la invasión a costa de separar una
porción de las tierras del resto del continente. Por desgracia, el
orbe pierde toda su fuerza. Esta pérdida es la causante de que, con
el paso de los años, los nuevos daimyo del clan vayan poco a poco
separándose de la vía del samurái y poniendo en práctica la
política maquiavélica del fin justifica los medios. Esta
degeneración parece no hacer mella en Kenji, el último heredero del
clan, que tiene entre sus sueños el de restaurar el bushido y sacar
a su clan del abismo de delincuencia y crueldad en el que está
metido. Pero como todo esto sería muy fácil, resulta que Kenji
encuentra una noche a su padre con un cuchillo clavado en el pecho.
¿Quién ha podido cometer semejante asesinato? Pues resulta que
todas las pruebas señalan al propio Kenji. Sin poder demostrar su
inocencia, el joven huye del país. Años más tarde, vuelve para
hacer realidad su sueño: renovar al clan de la Serpiente y vengar la
muerte de su padre. Sin embargo, el país está en guerra: el clan de
la Serpiente gobierna con puño de acero a los campesinos, el clan
del Lobo se alza para reclamar lo que es suyo tras años de
esclavitud y el clan del Loto está extendiendo su retorcido culto a
la oscuridad por todo el territorio. Kenji tendrá que hacer una
importante decisión: ¿restaurará la antigua gloria de la Serpiente
en la forma de un nuevo clan o se dejará llevar por las ansias de
riquezas y sangre que han llevado a su anterior clan a convertirse en
lo que es hoy en día?
Y ahora es cuando dices: ¿Bushido?
¿Oni? ¿Samurái? ¿Esto no son japoneses?. Sí y no. A la hora de
ambientar su juego, Liquid pasó de hacer el enésimo ripio de
Tolkien (de hecho, tienen un juego que adapta El Señor de los
Anillos) y decidió inspirarse en el folclore y mitología japoneses,
creando un mundo único. Bueno, si has jugado al juego de rol de
papel y lápiz La Leyenda de los Cinco Anillos, tendrás la sensación
de estar ante una versión RTS de dicha ambientación, solo que sin
miembros del clan Escorpión para apuñalarte por la espalda.
Este es Kenji. Decidle hola. Fuente
Una partida normal de Battle Realms
comienza con una choza de campesinos y varios de estos personajes
fuera de ella.
Los campesinos son, como has podido
adivinar, la unidad encargada de construir edificios y de recoger
recursos. Los dos recursos disponibles en el juego son arroz y agua.
El primero se recoge de los campos que hay por todo el mapa. El
problema es que los cultivos se gastan con el tiempo, así que un
campesino debe estar regándolos para que vuelvan a florecer. La
lluvia también ayuda pero se da de vez en cuando y puede que, para
cuando llueva, te hayas quedado sin arroz. El segundo se recoge de
los lagos y ríos que pueblan el lugar y, más adelante, de los pozos
que vayas construyendo. El agua, además de para regar y entrenar
unidades, sirve también para extinguir los incendios que puedan
originarse en tus edificios o en el mapa.
Uno de los recursos más llamativos son
los caballos. Estos pastan alegremente por el campo hasta que envías
a uno de tus campesinos para domarlos. Los caballos sirven para dos
cosas: en manos de un campesino, le permite cargar con el doble de
recursos. Si a quien le das un caballo es a una unidad militar, la
conviertes en una unidad de caballería. De hecho, en el juego no
existen unidades de caballería como tales. Además, los caballos
pueden aprender una habilidad especial inherente a tu clan en las
caballerizas.
Como comprobarás, no existe un botón
en las chozas para crear campesinos. Estos se crean solos a medida
que pasa el tiempo. Sin embargo, a medida que tengas más campesinos,
su creación será más lenta. Puedes pararla si crees que tienes
suficientes y notas el aliento de la superpoblación en tu cogote.
Los dojos permiten entrenar nuevas
unidades e investigar nuevas tecnologías. Sin embargo, al igual que
las chozas, no verás un botón para crear a las primeras. ¿Qué
clase de timo es este?, pensarás. Para poder entrenar unidades
militares debes enviar a un campesino a uno de estos edificios.
Pasado unos segundos, aparecerá equipado con la panoplia necesaria
para llevar a cabo su cometido. Sí, los campesinos no son solo esos
seres que construyen y recolectan. Son tu piedra angular a la hora de
crear un ejército. Y eso no es todo. Envía a esa unidad a un dojo
diferente. Si lo haces, la unidad evolucionará hacia otro tipo. Esta
original mecánica se llama Alquimia de Unidades. Un ejemplo para que
te quede claro: supongamos que juegas con el clan del Dragón. Si
mandas a un campesino a un dojo, aparecerá convertido en un lancero.
Si envías a ese lancero a entrenarse a un campo de tiro, reaparecerá
convertido en un guerrero dragón. No debes pensar que, al hacer
evolucionar tus unidades, éstas son mejores y no necesitas del
resto. Eso te llevará a una deshonrosa derrota, pues todas las
unidades de tu clan, desde el humilde lancero hasta el noble samurái,
son importantes. Ejemplo: el guerrero dragón anteriormente
mencionado posee un ataque a distancia que le permite canalizar su ki
para lanzar una bola de energía que daña al enemigo a lo Bola de
Dragón. Sin embargo, este tipo de ataque no llega tan lejos como lo
haría la flecha de un arquero, además de que los guerreros dragón
son mejores en el combate cuerpo a cuerpo que a distancia. Ten
siempre presente eso.
Las tecnologías disponibles en cada
dojo precisan puntos de ying y yan para poder ser investigadas. Estos
puntos se consiguen a través del combate. Los de yin pertenecen a
los clanes del bien (Dragón y Lobo) mientras que los de yang
pertenecen a los del mal (Loto y Serpiente). Cuando tengas los
suficientes, podrás desbloquear dicha tecnología. Además, existen
otros dos tipos de utilidades, por así decirlo, encuadrados en lo
que se conoce como Battle Gear. Estas se desbloquean en el santuario
y en uno de los edificios especiales de cada clan enviando a una
unidad pertinente. Las del primer edificio son habilidades especiales
mientras que las del otro tienen que ver con equipamiento especial,
como las armaduras de esquisto del clan del Lobo.
Cuando tengas un ejército bien
equipado, es hora de atacar. De hecho, la única forma de vencer, a
menos que sea una misión de campaña, es arrasando la aldea del clan
enemigo. El juego está enfocado a los combates de escaramuza con
pocas unidades, así que no tienes que devanarte los sesos con un
ejército gigantesco. Además, cuentas con la ayuda de los maestros
Zen, que son el equivalente en el universo de Battle Realms a los
héroes de otros juegos. Estos solo aparecen durante la campaña o en
las escaramuzas si construyes una fortaleza donde reclutarlos o
eliges comenzar con uno previamente.
Un fantástico día en una aldea del clan del Dragón.
Ya verás tú como viene el clan del Loto y nos fastidia. Fuente
Ya verás tú como viene el clan del Loto y nos fastidia. Fuente
Hora del análisis.
Battle Realms podría haber sido un RTS
más si no fuera por sus originales mecánicas.
Que los campesinos sean una unidad
fundamental para el desarrollo de una fuerza militar no lo había
visto yo desde el Rising Lands de Micröids. Aquí no vale usar a tus
recolectores como escudos humanos o carne de cañón mientras tu
ejército va de camino. Perder a una de estas unidades es el primer
paso hacia la tragedia, puesto que sin ellas no podrás reforzar tus
batallones en caso de bajas. La Alquimia de Unidades es sin duda un
gran acierto y da un soplo de aire fresco al clásico sistema de
tener que acceder por medio de un árbol tecnológico a a las
unidades de mayor nivel. Además, que todas las unidades, incluso las
más básicas, sean importantes impide lo que ocurre en muchos RTS de
crear un ejército compuesto solamente por unidades de élite a final
de partida.
Y es que cada unidad es única per sé.
En lugar de usar el clásico sistema de piedra-papel-tijera, cada
soldado en tu ejército tiene sus propios puntos fuertes y
debilidades. No solo eso, pues el sistema de Battle Gear añade las
habilidades especiales, creando incluso unidades de élite dentro de
un mismo tipo de unidad básico. Battle Realms también tiene algo
que lo diferencia del resto de RTS en lo que respecta a la salud de
tu gente: el daño se ve reflejado en las unidades. Un soldado que ha
perdido una considerable cantidad de vida es más lento y le cuesta
más atacar. Además, la estamina, que permite lanzar las habilidades
especiales, se usa también para que tus unidades corran. Sí, tus
unidades pueden forzar la marcha a costa de perder este valioso
recurso. ¿Quieres más? Tus guerreros no están anclados al suelo.
Estos pueden moverse alrededor de una unidad mientras la atacan,
esquivar sus golpes e, incluso, salir volando si les pegan fuerte. Y
para rizar el rizo, algunas unidades poseen habilidades pasivas que
ellas mismas despliegan sin necesidad de que se lo digas. Por
ejemplo, los guerreros kabuki del clan del Dragón pueden realizar
juegos de malabares para alegrar a los campesinos, haciendo que estos
trabajen más rápido.
Otro ejemplo de buen hacer por parte de
los desarrolladores es que el mundo está realmente vivo.
Los bosques y los edificios pueden
incendiarse. La lluvia riega los campos y apaga los incendios. Dentro
de los bosques hay pequeños animales que pueden delatar la posición
de tus tropas si se asustan cuando das la orden de que avancen a paso
ligero. En algunos lugares puedes incluso provocar aludes de rocas
para aplastar a tus enemigos.
Los cuatro clanes son muy diferentes
entre sí y eso se agradece. Es como jugar a un juego diferente cada
vez. El clan del Dragón sigue el código del bushido hasta sus
últimas consecuencias, lo que hace que algunas de sus unidades
tengan la habilidad de realizarse el seppuku (lo que en Occidente
conocemos erróneamente como harakiri) para desatar un poder
inconmensurable. El clan de la Serpiente posee un ejército de
salteadores de caminos y mercenarios que pueden saquear recursos y
equipamiento de las unidades enemigas caídas en combate. El clan del
Loto tiene entre sus filas a tipos que vomitan una ponzoña corrosiva
que daña a las unidades que toque y pueden desplegar a un engendro
que es una colonia de gusanos devoradores de carne andante que pueden
infectar a los soldados enemigos. El clan del Lobo posee el poder de
las druidesas cuyos rituales permiten, entre otras cosas, imbuir a
sus unidades con una rabia lupina que les hace destruir todo lo que
encuentran a su paso.
La campaña principal es no lineal,
permitiéndote elegir qué es lo que vas a hacer tras terminar una
misión, siendo tus decisiones reflejadas en su devenir. Un ejemplo
sería cuando decides atacar el castillo de Lord Oja si sigues el
camino del bien. Puedes atacarlo directamente o dejarlo para más
tarde y salvar a los campesinos de la región de al lado de su
ejército de mercenarios. En la primera opción, puedes
desembarazarte de Oja más rápido pero éste cuenta con ese
contingente de mercenarios como refuerzo de emergencia. Si optas por
la segunda opción, Oja puede reforzar sus defensas pero ya no
tendrás el peligro de que sus mercenarios se presenten en el campo
de batalla. Es más, nada más empezar, debes elegir que camino
tomarás: el del bien salvando a un grupo de campesinos o el del mal
ayudando a los salteadores de caminos del clan de la Serpiente.
Los gráficos son una preciosidad
aunque con un matiz que describiré en los puntos negativos del
juego. Puedes notar que el mundo está realmente vivo, con los
animalillos correteando por el bosque o los peces nadando en los ríos
y lagos. Da gusto contemplar los edificios y el aspecto de tus
unidades, que parece sacado de un manga. Resulta realmente fácil
distinguirlas en mitad de una batalla.
En el apartado sonoro, Battle Realms
también destaca. Los sonidos ambientales son perfectos y las voces
de las unidades molan bastante. La banda sonora es sobresaliente.
Matt Holle ha compuesto una serie de temas inspirados en la música
tradicional japonesa. Además, cada clan tiene su propia banda
sonora que se basa en su forma de ser. Los del clan del Dragón son
épicos, los de la Serpiente son, sorpredentemente, los que tienen un
toque más japonés; los del clan del Lobo muestran su carácter
primitivo mientras que los del clan del Loto son oscuros y
siniestros.
Serpent Attack, mi tema favorito del juego. Como puedes comprobar, la música es dinámica, teniendo una versión para momentos tranquilos y otra que suena a la hora de combatir. Fuente
En cuanto a apartados negativos, bueno,
lo clásico de la mayoría de RTS de la época: todo está enfocado
al combate. Ni siquiera hay un pequeño atisbo de diplomacia como en,
digamos, Age of Empires. La única forma posible de vencer es
matando. No existen otras opciones de victoria. ¡Pero si hasta los
puntos que te permiten investigar nuevas tecnologías se ganan
combatiendo!
¿Recuerdas lo de los gráficos? Sí,
son hermosos. Vistos desde lejos. Los desarrolladores utilizan el
mismo motor de juego para las animaciones. Si sobresale a la hora de
presentarnos el campo de batalla, en los vídeos deja mucho que
desear. Los personajes son polígonos desproporcionados en movimiento
con el zoom más cercano, lo que hace que no te metas tan de lleno en
la historia. Hubiera estado bien que, ya que el universo de Battle
Realms está inspirado en el Japón feudal, que los vídeos fueran
ilustraciones basdas en las pinturas del período del Sengoku Jidai.
En movimiento es aun peor. Y sí, esos muñones son manos. Fuente
Battle Realms es una joya que,
desgraciadamente, pasó desapercibida. Es una lástima, pues el juego
es una experiencia que todos los amantes de la estrategia en tiempo
real deberían probar. Si te interesa, puedes encontrarlo en GOG
junto con su expansión.
Si aceptas el reto de guiar a Kenji en
su periplo, descubrirás uno de los RTS más originales a los que me
he enfrentado.
¡No dejes de jugar!
excelente reporte mil gracias , me gustaria un reporte de la segunda parte y por que la cancelaron
ResponderEliminarHola exelente juego Battle realms, en 2019 todavia lo juego via ip con mi hijito.
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