Hacía siglos que no jugaba a una buena
aventura gráfica.
Estaba un poco cansado de tanto
comandar ejércitos hacia la victoria (o la más horrible de las
derrotas), así que decidí dar un descanso a la estrategia y jugar a
algún juego de un género que, por desgracia, parece estar de capa
caída en nuestra época. Tengo hecha una cuenta en GOG.com donde
almaceno algunas aventuras gráficas que te regalan cuando te haces
una por primera vez. Me llamó la atención una: Beneath a Steel
Sky (BSS a partir de ahora).
Había oído hablar maravillas de ella y decidí darle un tiento. No
me arrepentí de hacerlo.
Mucho antes de contarnos las aventuras
y desventuras de George Sttobart y Nicole Collard, Revolution ya
hacía buenas aventuras gráficas. Para BSS, no solo decidieron usar
una versión depurada de su tecnología Virtual Theatre, que
permite a los personajes del juego moverse libremente por los
escenarios como si llevaran una rutina diaria, en lugar de quedar
estáticos como en la mayoría de aventuras de la época. Se aliaron
con Dave Gibbon, dibujante y guionista de cómics, famoso por
publicar Watchmen junto con Alan Moore. El resultado es una
aventura gráfica sobresaliente.
Nuestro alter ego en el juego es Robert
Foster.
Robert vive en una aldea situada en un
lugar impreciso del GAP, un inabarcable desierto postapocalíptico.
Lo único que recuerda de su infancia es que él y su madre vivían
en Union City, uno de los pocos reductos de civilización en la zona,
una mega ciudad dividida en tres niveles, siendo el más alto el
reservado para la industria y el más bajo usado como zona
residencial. No recuerdas porqué pero tu madre te recogió una
mañana y, juntos, escapasteis de vuestro hogar a bordo de un
helicóptero rumbo a Hobbart, la ciudad enemiga de Union City. Pero a
mitad del viaje, un helicóptero del Servicio de Seguridad de vuestra
localidad natal os derribó cuando sobrevolabais el GAP. Tú fuiste
el único superviviente. Por suerte, un grupo de exploradores de una
aldea cercana te recogió. Su chamán te adoptó como su hijo y los
habitantes del lugar te trataron como a uno más. Han pasado muchos
años tras aquel incidente, años en los que has descubierto que
tienes un don innato para la robótica tras construir a tu colega
mecánico, un simpático robot llamado Joey.
Pero una noche, tu padre tiene una
visión. Un mal se está extendiendo como un cáncer por toda Union
City. Sus ramificaciones están llegando incluso al GAP en busca de
algo. Ese algo eres tú. Cuando crees que es otra de sus visiones sin
sentido, la aldea es atacada por un helicóptero del Servicio de
Seguridad de Union City. Sus ocupantes descienden con el objetivo de
llevarte de vuelta bajo la promesa de dejar en paz a aquellos que te
han criado durante toda tu vida. Aceptas buscando lo mejor para tu
padre y tus paisanos. Pero cuando el helicóptero despega, el oficial
al mando, un tipo cruel llamado Reich, ordena bombardear el
asentamiento.
Furioso y triste por tan gran pérdida,
llegas a Union City pero, ¡desastre!, el piloto pierde el control
del aparato y se estrella. No obstante, tú sobrevives. Parece que la
historia vuelve a repetirse pero, esta vez, es al revés. Ahora eres
un fugitivo buscado por las autoridades de Union City. No tardas ni
un segundo en ponerte manos a la obra para dar respuesta a las
múltiples preguntas que te rondan por la cabeza y regresar cuanto
antes al GAP. ¿Quién quiere que vuelvas a esta ciudad? Y, sobre
todo, ¿por qué? Tal vez un viaje a las profundidades de Union City
sea la clave para desentrañar este misterio...
Nuestro sufrido protagonista huyendo de la muerte desde el cielo.
Como en toda aventura gráfica que se
precie, controlamos al bueno de Robert con el ratón.
Sin embargo, Revolution utiliza su
clásico sistema de control basado únicamente en los dos botones del
ratón. Si eres un veterano en este género, sabrás que muchos de
estos juegos utilizan una interfaz donde aparecen una serie de verbos
que podemos aplicar a los elementos del escenario, por ejemplo abrir
para acceder al contenido de un recipiente cerrado. En BSS es
diferente. Movemos a Robert tanto con el botón derecho como con el
izquierdo. Si hacemos click sobre un objeto o elemento del escenario,
Robert dará una descripción de lo que está viendo, como si
hubiéramos seleccionado la acción mirar. Si hacemos lo mismo
pero con el botón derecho, nuestro protagonista realizará la acción
más lógica. Un ejemplo: si hacemos click derecho sobre un PNJ,
Robert hablará con él. Es un sistema de interacción tan bueno como
al que estamos acostumbrados aunque no toma tanto tiempo el tener que
realizar ciertas acciones, algo que en algunos puzzles de BSS es de
vital importancia.
Accedemos al inventario llevando el
cursor a la parte superior de la pantalla. La verdad es que la
cantidad de objetos que recogeremos a lo largo del juego no es
apabullante. Esto choca bastante con la inclusión de dos flechas
para poder movernos a través de nuestra colección de cachivaches.
Nunca he necesitado de estos controles para poder acceder a otros
objetos, por lo que me parece un añadido sin ningún sentido. No es
que ocupe gran espacio en la pantalla pero no le veo ninguna razón
de ser. Podemos interaccionar con los objetos usando los botones del
ratón. Una cosa bastante curiosa es que en BSS la existencia de
artilugios combinables, algo bastante común en muchas aventuras
gráficas, es anecdótica. Para que te hagas una idea, solo existen
dos objetos que puedes combinar para crear algo más grande. Creo que
es algo que corta un poco la capacidad creativa y resolutiva del
jugador, además de proporcionarle pocos quebraderos de cabeza a la
hora de solucionar un problema.
Esas flechas son pura decoración.
La cantidad de personajes con los que
te toparás en tu periplo por Union City es moderada.
No son muchos, más que nada por la
duración del juego. Pero no te preocupes. Cada uno de ellos tiene
una personalidad arrolladora. Desde el sanguinario Reich hasta la
misteriosa Anita pasando por el cerdo de Lamb, cada uno de ellos
derrocha carisma por los cuatro costados. Si existe un personaje que
merece todos mis halagos ese es Joey. Tu colega robótico es un
añadido genial. No molesta para nada ni se hace cargante. De hecho,
sus comentarios están llenos de un humor sarcástico y, en
ocasiones, bastante negro. Joey no es solo un personaje más. Lo
necesitarás para resolver algunos puzzles del juego. Además, si le
ofreces un objeto, lo analizará para darte pistas sobre su uso. No
es un spoiler con patas (mejor dicho, con ruedas) ya que se dejará
siempre algo en el aire para que tú puedas sacar tus propias
conclusiones. ¡No todo te lo va a dar mascado!
Eso sí, tengo que hablar del sistema
Virtual Theatre. Sí, da naturalidad a las acciones de los
personajes y no tienes la sensación de estar ante un decorado de
cartón piedra como podría ocurrir en otros títulos del género,
con personajes que parecen que están anclados en el lugar donde los
encontraste para toda la eternidad. No obstante, tiene algunos
defectos graves, algo que probablemente fuera lo que hizo que
Revolution no volviera a usar esta técnica en sus siguientes juegos.
El peor de todos es que si tienes que resolver algún puzzle en el
que esté implicado un personaje y este no aparece, tendrás que
esperar hasta que haga acto de presencia, perdiendo un precioso
tiempo que podrías estar usando para avanzar en la historia. Además,
cuando hablas con un PNJ, este no se quedará en su sitio
escuchándote sino que tanto Robert como él se posicionarán en un
lugar concreto del escenario para comenzar la charla. Y si algún
personaje se interpone, deberás esperar a que desaparezca de delante
de tus narices o tomar una ruta alternativa, algo bastante
frustrante.
Joey nos enseña su famosa imitación de un dalek.
Una cosa que me hubiera gustado que
Revolution le hubiera sacado más partido son los terminales LINC y
el mundo virtual. LINC es la IA central de Union City que controla su
sistema informático. Puedes conectarte a uno de sus terminales para
conocer las últimas noticias y resolver algunos puzzles. También
existen unidades de conexión que te permiten viajar a un mundo
virtual a lo MATRIX de Shadowrun. Es indispensable hacerlo para
avanzar en la trama pero creo que se podían haber hecho más cosas
con este interesante concepto, como conocer más cosas sobre Union
City y qué es lo que hizo que la gente tuviera que vivir allí.
Aunque se menciona cada dos por tres la ciudad de Hobbart, no sabrás
nada más sobre ella. Supongo que será un mcguffin. Ya sabes, un
elemento por el que la trama se mueve pero del que se muestra o
explica poco para no interferir demasiado con la historia.
La duración del juego es corta.
Me lo pasé en un par de tardes. Eso no
significa que la historia sea un baturrillo de ideas mal conectadas
por las prisas. Al contrario. Tener a alguien como Dave Gibbon detrás
del guión asegura el éxito. No quiero revelarte nada pero te digo
que, aunque hay momentos donde puedes imaginarte qué va a pasar a
continuación, siempre querrás ir hacia adelante para saber más.
Union City es representada como una ciudad distópica y sucia, algo
que llama la atención de Robert pues él no la recuerda así. No te
pierdas la escena del juicio porque eso es el apoteosis de cómo una
sociedad civilizada puede caer hacia lo más hondo de la aberración
moral. Por cierto, los diálogos están muy bien construidos y hacen
gala de un gran humor inglés, con doble ración de sarcasmo para
todos, y sin desentonar con la atmósfera dramática de la historia.
El juicio contra Hobbins. Probablemente, la fase del juego más descacharrante de todas.
Si es que parece un sketch de los Monty Python.
Si es que parece un sketch de los Monty Python.
Otro tanto para los gráficos,
dibujados a mano.
Cada uno de los escenarios está hecho
con mimo y podemos disfrutar de espectaculares panorámicas de cada
uno de los niveles de Union City. El primer nivel es una amalgama
industrial llena de óxido y una neblina en el cielo causada por la
contaminación. El tercero es el nivel residencial, limpio, lleno de
estatuas y jardines. Súmale a ello una impresionante catedral de
estilo gótico. En medio de estos dos niveles está el comercial. Es,
básicamente, una mezcla de las dos características principales de
los otros dos: lujo y suciedad. En un principio, te puede parecer un
lugar bonito para vivir pero en cuanto visites algunos de sus
rincones te arrepentirás de ello.
La introducción está hecha con
viñetas de cómic, lo que todavía le da más encanto.
En cuanto al sonido, los actores de
doblaje hicieron un gran trabajo. No sé qué me gustó más, si el
acento escocés que tira de espaldas de Hobbins o que no pude parar
de reír cuando el Dr. Burke abrió la boca y dejó claro que le
podía llamar Herr Doktor. Todas las voces pegan a la perfección con
su personaje y transmiten genialmente sus emociones.
La música también está bastante
acertada en cuanto a composición. Sin embargo, hay ocasiones en las
que noté que no pegaba mucho con lo que se mostraba en escena. Por
ejemplo, el tema de la fábrica de tubos suena más como una marcha
militar que como algo industrial o el del tercer nivel, que tiene
cierto toque épico cuando, en realidad, no hay ninguna razón para
ello.
El primer nivel de Union City en toda su oxidada gloria.
Sí, es cierto eso que me decían de
este juego.
Beneath a Steel Sky es un
clásico de las aventuras gráficas que, pese a algunos fallos, más
de uno debería jugar una vez en su vida. Lo recomiendo mucho, sobre
todo porque no exige mucho tiempo por parte del jugador para desvelar
los secretos que se esconden en las profundidades de Union City.
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