Tras el parón del puente, toca volver
a escribir.
Y no hay nada mejor que comenzar este
post con una historia de antaño.
Era un domingo cualquiera cuando mi
padre volvió del quiosco.
Siempre venía con alguna novedad y,
aquella vez, era una revista de videojuegos. De esta manera cayó en
mis manos mi primer ejemplar de la que para mí ha sido la mejor
revista de videojuegos que ha pisado estas tierras: Gamelive PC (lo
siento, Micromanía, pero el paso de los años y los maletines llenos
de pasta han acabado contigo). Si recuerdas esta publicación,
recordarás también que cada mes regalaban un juego en formato
físico. El de este número era un curioso juego de estrategia por
turnos ambientado en un futuro distante donde la humanidad comenzaba
a colonizar otros planetas. El concepto era una pasada y cuando lo
probé, me quedé enganchado a él. Este juego era M.A.X.
Mechanized Assault and Exploration.
Pasé muchas horas dándole al ratón
hasta que en un día de limpieza, rompí el CD sin querer. Me quedé
sin mi juego favorito hasta que un par de años después, Interplay
decidió publicarlo de nuevo en Steam. No tardé un par de días en
comprarlo y, tal y como lo recordaba, seguía siendo una obra
maestra.
MAX (lo voy a escribir así a
partir de ahora para ahorrar tiempo) salió al mercado en 1996 de la
mano de Interplay. Los futuros creadores de Fallout se sacaron
de la manga un juego que tenía conceptos propios de la estrategia en
tiempo real pero que se jugaba por turnos, algo bastante innovador
para la época. Imagínate que alguien coge una coctelera y mete en
ella los Dune de Westwood y UFO Enemy Unknown. El
cóctel resultante sería MAX.
Cualquier parecido con Arrakis es pura coincidencia.
MAX transcurre en un futuro muy,
muy lejano.
La humanidad forma parte de Concord,
algo así como las Naciones Unidas pero integrada por diferentes
naciones alienígenas. Sin embargo, y a diferencia de muchos juegos
de la época donde la humanidad era la ama del cotarro, los humanos
somos una raza más. De hecho, somos vistos por los aliens como unos
seres bárbaros e incivilizados, puesto que seguimos teniendo la mala
costumbre de matarnos entre nosotros. En concreto, la humanidad está
dividida en ocho facciones que representan diferentes clanes, sectas
religiosas, gobiernos y megacorporaciones. Al igual que nuestros
socios de Concord queremos conquistar el espacio. En un giro sin
precedentes, los alienígenas nos dan el visto bueno y nos
proporcionan la tecnología de las Grandes Naves, indispensables para
colonizar otros planetas. Sin embargo, el cuerpo humano todavía no
está habituado a los efectos del viaje por el hiperespacio. Para
agilizar el proceso de colonizar un planeta hasta que una nave normal
y corriente llegue con un montón de colonos criogenizados, las
Grandes Naves llevan incorporado el sistema MAX Commander. Por medio
de una operación quirúrgica, el cerebro del comandante de la misión
es implantado en un cuerpo robótico capaz de resistir los envites
del viaje a la velocidad de la luz. Este cuerpo está conectado a un
gigantesco ordenador que permite al comandante supervisar las tareas
de construcción de la colonia y dirigir al ejército de drones que
conforman las fuerzas armadas de cada facción hasta la llegada de
auténticos colonos humanos. Porque esa es otra: Concord ha dejado
claro que la única forma de colonizar los nuevos planetas es
acabando por la fuerza con el resto de facciones humanas que tienen
el mismo objetivo entre ceja y ceja. No hay tiempo para la
diplomacia. Son ellos o tú.
Al comenzar a jugar, disponemos de
varias opciones.
Tenemos las misiones de tutorial, que
cubren cada uno de los aspectos del juego. Es una alegría que el
tutorial sea tan completo, puesto que no se deja nada fuera ni
tendrás que descubrir tú mismo algunos conceptos del juego en mitad
de la campaña. Eso sí, no te llevará de la mano. Sigue la misión
que se te encomienda e irán apareciendo mensajes de ayuda conforme
vayas accediendo a cada uno de los elementos del juego presentes.
Luego tenemos la campaña, que son
varias misiones seguidas que giran en torno a que cuatro de las
facciones humanas han pactado una alianza secreta entre ellas al
descubrir que tras la propuesta de Concord para que la humanidad
llegue hasta la estrellas se esconde un plan para que acabemos
exterminándonos los unos a los otros y ahorrarle un dolor de cabeza
a nuestros señores alienígenas.
Podemos elegir también jugar a una de
las 24 misiones sueltas o a uno de los 12 escenarios que vienen con
el juego.
Pero el auténtico meollo de la
cuestión está en el modo libre, donde puedes elegir entre cuatro
biomas planetarios diferentes (pradera, nieve, desierto y tierras
baldías) divididos cada uno en ocho planetas distintos con sus
propias condiciones de juego. Además, podemos elegir el tipo de
victoria que queremos, la dificultad, el número de recursos
iniciales, etc. También puedes elegir si quieres jugar por el
sistema clásico de turnos (te toca a ti, me toca a mí) o por turnos
simultáneos, que permite que todos los jugadores puedan mover al
mismo tiempo pero se sigue necesitando pasar turno para que las
unidades recarguen sus puntos de movimiento y avancen procesos tales
como la construcción de estructuras o la investigación de nuevas
tecnologías.
Y si quieres luchar contra tus colegas,
tienes el modo multijugador, tanto por internet como por LAN y con un
modo hotseat para jugar en un mismo ordenador.
Estas misiones son solo un aperitivo de lo que viene después.
Los jugadores pueden elegir entre ocho
facciones humanas diferentes.
Cada una de ellas tiene sus propias
ventajas, por lo que se diferencian a la hora de jugar dado que todas
poseen las mismas unidades. Por ejemplo, Von Griffin posee
bonificadores en los sensores de sus unidades, lo que les permite ver
al enemigo a mayor distancia, mientras que Axis Inc. puede construir
factorías en la mitad de tiempo. Esto hace que cada facción se
juegue de manera diferente y que cada jugador encuentre la que mejor
se adapte a su forma de jugar.
Una partida normal de MAX
comienza con la fase de despliegue.
Primero, eliges qué unidades quieres
llevarte al planeta teniendo como tope un presupuesto de puntos.
Seguidamente, deberás indicar en que localización del mundo por
conquistar deseas desplegar tus fuerzas.
A continuación, verás en una
perspectiva cenital que recuerda a una vista por satélite, lo que
añade inmersión al juego puesto que eres un puñetero robot con un
cerebro humano que supervisa la colonización del planeta desde la
comodidad de una nave orbitando alrededor del planeta; el centro
neurálgico de tu colonia, compuesto por un puesto minero, un almacén
de material y las unidades que te hayas llevado al planeta.
A no ser que sea una misión
específica, una partida termina al alcanzar un número de puntos,
una cantidad de puntos de victoria o destruyendo por completo la base
enemiga.
Para que tu objetivo de conquista
planetaria sea un éxito, debes usar tus minas para recoger los tres
tipos de recursos del juego: metal, combustible y oro. El primero de
ellos sirve para construir estructuras y unidades, además de para
llevar a cabo labores tales como la reparación de vehículos. El
fuel es indispensable para que tus centrales de energía funcionen.
Al igual que en Command and Conquer, la energía eléctrica es
muy importante. Sin ella, tus edificios no podrán funcionar.
Recuérdalo a la hora de atacar una base enemiga. Acabar con la
infraestructura energética del enemigo lo dejará a dos velas
(literalmente). El tercero y último se refina para poder comprar
nuevas mejoras para tus unidades pero para ello necesitas una
refinería.
¿Cómo saber dónde están los
recursos? Para ello debes usar un robot prospector, que irá
revelándote los recursos que hay en el planeta a medida que vaya
explorando. Cuando veas varias casillas juntas con los recursos
necesarios, manda a un constructor a levantar una mina. A la hora de
construir edificios o unidades puedes elegir entre tres opciones de
velocidad en función de la cantidad de metal que te quieras gastar.
A más cantidad, menos turnos tardará la construcción.
Una de las estructuras más importantes
de tu base son los conectores. Sí, parece mentira pero esos tubos
pueden suponer un paso hacia la victoria total. Los conectores
permiten mover recursos por las bases. Además, puedes suministrar a
tus vehículos de construcción y apoyo con solo colocarlos debajo de
uno de estos tubos.
Esta es otra de las facetas únicas de
MAX: la importancia de los suministros. Tus unidades de
construcción y reparación llevan encima una cantidad de material
limitada. En cuanto a las unidades militares, estas no poseen la
magia de la munición infinita. Debes utilizar líneas de suministro
por medio de conectores, almacenes y camiones de transporte para
mantener a tus tropas abastecidas. Falla en ello y vete despidiendo
de este planeta. Lo mismo ocurre con el enemigo. Corta su red de
abastecimiento y habrás ganado la partida.
Recuerda: sin recursos, no hay gloria.
La cantidad de unidades que puedes
construir es grande. Recuerda que lucharás por la conquista de un
planeta por tierra, mar y aire. Tienes de todo, desde tanques,
vehículos de transporte, bombarderos, submarinos hasta unidades de
infantería y comandos especiales de infiltradores, estos últimos
con la capacidad de sabotear y capturar unidades y emplazamientos
enemigos, por lo que si te gustan las tácticas de sigilo, MAX
te da vía libre para desatar el caos tras las líneas enemigas sin
que el comandante enemigo sepa lo que está pasando.
En algunos planetas encontrarás restos
de maquinaria alienígena. Las unidades alienígenas son como las
tuyas pero cargadas con esteroides. Además, tienen la habilidad de
autorepararse. Para poder capturarlas, tienes que usar un
infiltrador. La IA lo sabe, pues tiene la mala costumbre de
destruirlas para que no puedas capturarlas. No sé si es una táctica
propia del ordenador o que este no da más de sí.
La investigación también es
importante en MAX. Esta te permite acceder a nuevas mejoras
para tus unidades y hacerlas más poderosas frente a las de los otros
clanes. Existen dos formas de acceder a dichos avances científicos.
La primera es la investigación tal cual. Cuando hayas construido
varios hábitats donde puedan vivir tus primeros colonos humanos,
puedes erigir unos laboratorios de investigación. Dependiendo de la
cantidad de personal del que dispongas y del número de laboratorios
construidos, la investigación tardará una cantidad de turnos.
La segunda forma es la más rápida
pero para ello necesitarás oro. El oro puede ser transportado a las
refinerías, donde puedes comprar en el acto cualquier tipo de
mejora.
Las nuevas unidades que construyas
aparecerán renovadas. Puedes mejorar a las ya existentes en
edificios específicos tales como depósitos, hangares o puertos.
Te habrás fijado en que te he hablado
antes de los hábitats. Construir uno supone un paso adelante, pues
significa que tu colonia ya es apta para que los humanos puedan vivir
en ella. No solo sirven para tener personal de laboratorio sino
también para poder entrenar a las únicas unidades humanas del
juego: infantería e infiltradores. Además, permiten el
funcionamiento de uno de los edificios más importantes del juego:
las eco-esferas. Estos inmensos jardines son la culminación de tu
esfuerzo colonizador. Significan que el planeta ya es apto para la
vida humana. Cada eco-esfera que construyas te dará un punto de
victoria por cada turno que pase. Eso las convierten en el blanco
prioritario de los ataques enemigos, por lo que tendrás que
defenderlas. Perderlas resultará un duro golpe, pues te quedarás
sin todos los puntos que hayas conseguido con ellas.
En esta base hay más apagones que en mi pueblo.
En cuanto a los gráficos, es curioso.
Al ser un juego de 1996, podrías pensar que estos habrán perdido
toda su gracia. Sin embargo, han envejecido bastante bien. Tanto las
unidades como los edificios tienen bastante detalle, detalle que va a
más si haces zoom completo. No obstante algo que siempre le he
echado en cara a MAX es que los planetas son demasiado planos.
Algunos de ellos poseen rugosidades en el terreno pero nada más. No
hay elementos escénicos que te permitan jugar con el entorno, tales
como acantilados, árboles o montañas.
La mezcla entre RTS y TBS es
sensacional. Es como jugar a Dune por turnos. MAX posee
esa cualidad especial de los juegos por turnos que es la de dejar al
jugador que reflexione bien su próxima jugada antes de mover ficha.
Es algo que me encanta de esta clase de juegos, a pesar de que
algunas veces lo único que harás en un turno será darle al botón
de pasar esperando a que se termine de construir una unidad o
edificio. No obstante, conserva la rabia furiosa típica de los RTS,
ese sentimiento de luchar contra el reloj y de ser más rápido que
el adversario y anteponerse a sus movimientos. Si nunca te han hecho
gracia los TBS, MAX es una oportunidad que no deberías dejar
escapar.
En cuanto al sonido, el de MAX
es sobresaliente. No solo por las explosiones. Selecciona a una
unidad de construcción en plena faena. Podrás escuchar el sonido de
las herramientas en pleno trabajo. Ahora, haz lo mismo con un
submarino. Podrás escuchar el agua desplazándose alrededor de él.
Por si la inmersión en el mundo del juego no era suficiente con la
vista de satélite, el sonido aumenta aún más esa sensación de
estar presente en el universo de MAX.
Hablemos de la banda sonora pues tengo
que contarte algo bastante extraño. Los temas que escucharás de
fondo son algo especiales. No son los clásicos que escucharías en
cualquier otro wargame, de corte militar o épico. La BSO de MAX
tiene un toque bastante siniestro e inquietante. No sé por qué, la
verdad. Los chicos de Interplay decidieron que era buena idea que
tuviera subidas de bajos brutales y golpes de viento que te harán
levantarte del susto, recurso que usarán también en Fallout.
A esto me refería yo con sobresalto.
Créeme si te digo que MAX es un
gran juego.
Aunque tenga cosas mejorables es una
experiencia única en el abigarrado mundo de los wargames de ciencia
ficción. Si lo pruebas, no podrás dejarlo. Palabra de historiador.
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