Ser rey no es fácil.
Sí, hay gente que cree que ser monarca
es sinónimo de vivir bien y de no tener que preocuparse por llegar a
fin de mes. El problema es que esta opinión viene a raíz de las
monarquías actuales, que están subvencionadas por el estado. Déjame
decirte que ser rey del siglo XIX para abajo era una prueba de fuego
que muy pocos aguantarían. Revoluciones, endogamia, bancarrotas,
horribles enfermedades, traiciones... Ser rey era de todo menos un
chollo. Por no decir si te tocaba un primer ministro como Richelieu o
Bismark, que gobernaba más que tú. No, ser rey no era una tarea
fácil.
Y si hablamos de mundos de fantasía,
ya ni te digo. A todo esto se suma el tener que batallar con
dragones, hordas de no muertos, magos cabreados que pueden convertir
en ovejas a tus ejércitos con solo pestañear... Mira si no al pobre
Theoden antes de que lo visite Gandalf. Ahí lo tienes, convertido en
una marioneta de un poder siniestro sin que él se diera cuenta.
Si te ríes, eso es que nunca has
jugado a Majesty: The Fantasy Kingdom Sim. En cuanto lo hagas,
me darás la razón.
Majesty es obra de Cyberlore
Studios, creadores también del 4X de ciencia ficción Deadlock.
En Majesty somos el monarca de
Ardania, un peculiar reino de fantasía que retuerce algunos de los
clichés de este género literario. Después de que nuestra madre
muriera, hemos heredado la corona como legítimo heredero. No
obstante, la muerte de la anterior monarca ha puesto el reino patas
arriba. ¿Recuerdas los problemas a los que te enfrentabas como
monarca que he explicado más arriba? Pues eso multiplicado por
siete. Una cosa antes de seguir: lo que voy a analizar es la edición
de oro que viene con la expansión Northern Expansion.
Majesty tuvo una gran acogida
debido a su innovador sistema de órdenes. Te lo explico
detenidamente.
Una partida de Majesty comienza
con nuestro palacio. Para vencer, debemos realizar los objetivos de
la misión como buen RTS que se precie. Estos objetivos van desde
acabar con una serie de guaridas de monstruos hasta recaudar una
cantidad de dinero. He de advertirte que algunas misiones de la
campaña son horriblemente difíciles. Si te frustras, es normal, a
mí también me ha pasado de acabar dándome de cabezazos contra el
teclado. No obstante, con un poco de práctica, puedes cogerles el
truco y vencer. Además, podemos generar nuestras propias misiones
con el generador aleatorio. Solamente tenemos elegir que nivel de
dificultad queremos y ya está. La expansión incluye un nuevo
generador que nos permite modificar diferentes parámetros del mapa
que vamos a jugar, como los objetivos a batir, si queremos empezar
con un pequeño asentamiento o que aparezcan durante la partida
elementos aleatorios tales como un cataclismo mágico o una
terrorífica abominación que destruye todo aquello que encuentra a
su paso cuando hace acto de presencia en el mapa.
Nuestro palacio, como he dicho, es el
pilar fundamental de nuestro reino. Si es destruido, se acabó la
partida. Desde él podemos ordenar qué edificios queremos construir
en nuestro reino. Para acceder a edificios más avanzados, debemos
mejorarlo, constando éste de tres niveles de mejora. No solo nuestro
palacio puede mejorarse. Muchos de los edificios cuentan con
tecnologías que puedes investigar para acceder a nuevas opciones.
Por ejemplo, en el bazar mágico podemos desarrollar una poción que
permite a nuestros héroes hacerse completamente invisibles.
El palacio es el centro de nuestro poder. Si es destruido... Bueno...
¿Conoces la historia del rey Farouk de Egipto?
¿Conoces la historia del rey Farouk de Egipto?
Para que nuestro reino prospere,
debemos construir gremios de héroes. Desde estos edificios podemos
contratar héroes que defenderán nuestras tierras de las hordas de
la oscuridad. Los héroes no solo permiten atacar o defender sino que
al venir a nuestro reino, se traen a sus familias. Esto significa que
podemos recaudar dinero a través de impuestos si nuestros
recaudadores visitan sus hogares. Nuestros héroes, además,
necesitan que les proporcionemos servicios tales como mercados o
herrerías donde puedan comprar nuevo equipamiento o aprender nuevas
habilidades. Como si de un juego de rol se tratase, pueden ganar
experiencia y subir de nivel.
Sin embargo, aquí llega la novedad del
juego: no podemos dar órdenes directas a nuestros héroes. Si
quieres que Sir Ganelon de Lys le de matarile a ese maldito vampiro,
no puedes seleccionarlo y hacer click derecho sobre el chupasangres
para mostrarle a tan aguerrido caballero a quien quieres matar. No.
Para ello están las banderas de recompensas. Existen dos clases: de
combate y de exploración. Cuando colocas una de éstas sobre un
objetivo, debes ajustar qué cantidad de oro quieres ofrecer a los
héroes que decidan llevar a cabo tan gran empresa. Si a tus héroes
ven que la recompensa es justa en función de la peligrosidad de la
misión, aceptarán ir al lugar marcado. Si ganan, se llevan el
dinero, dinero que gastarán en tu reino. Así, gastar oro en
recompensas beneficiará a tu economía, siempre y cuando no te pases
de la raya. Es normal en tu primera partida gastar todo el dinero que
tienes en recompensas y quedarte sin pasta para poder construir esa
torre de vigilancia que tanto necesitas aunque he de decirte que los
guardias de primer nivel son bastante débiles para mi gusto.
Vas a necesitar toneladas de oro para que tus héroes quieran asediar esa cosa.
A ambos lados de la fortaleza puedes ver unas banderas de recompensa por exploración.
Otra cosa en la que destaca Majesty
es en su ambientación. Sí, tienes a los clásicos enanos y elfos
pero para el carro. En Ardania, nada es lo que parece. Los elfos son
grandes tiradores, no cabe duda, pero entre ir a luchar contra un
dragón o pasarse la tarde jugando a las cartas y emborrachándose,
lo segundo es lo primero. Tienes monjes guerreros que luchan a
puñetazos mientras guardan un estricto voto de silencio. ¡Es más!
Puedes reclutar a unas sacerdotisas que buscan morir en combate lo
antes posible. Todo está impregnado de un sentido del humor agudo
que se ríe de los clichés de fantasía convencionales. Solamente
tienes que oír los diálogos de tu consejero antes y después de una
misión de la campaña.
Un punto a favor es que el mundo en el
que juegas da la sensación de estar realmente vivo. Esto es posible
gracias a algunos edificios que aparecen en tu reino cuando consigues
cierto objetivo. Por ejemplo, si tus héroes caen como moscas,
alrededor de tu palacio comenzarán a surgir cementerios para mostrar
la alta tasa de mortalidad de tus súbditos. No obstante, se echa de
menos el poder interaccionar con otros reinos por vía diplomática.
Puedes crear rutas de comercio pero estas funcionan de manera
extraña: construyes un puesto de comercio lejos del centro de tu
reino y este envía automáticamente carromatos cargados de oro.
Raro.
Esas entradas a las cloacas surgen cuando tu reino es bastante grande.
Tienen la mala costumbre de vomitar primos ardanios de los skaven.
El juego presenta unos gráficos 2D en
perspectiva isométrica preciosos. Además, los retratos de los
edificios y unidades están hechos a mano, con un estilo de cómic
que casa con la atmósfera del juego. El único problema que veo es
que el motor del juego impide rotar la cámara para poder ver lo que
está pasando detrás de tus edificios, por lo que un enemigo puede
estar atacando una de tus edificaciones sin que tú te des cuenta.
Por lo demás, el detalle tanto en las unidades como en las
edificaciones y elementos del escenario es realmente asombroso.
El sonido es una pasada. Hasta el más
mínimo detalle tiene su propia forma sonora de hacernos saber de su
existencia. Por ejemplo, si hay alguien en el interior de un gremio,
podremos escuchar a sus moradores hablando o roncando. Las voces de
los personajes son de diez. Tienen diferentes líneas de diálogo en
función de lo que está pasando a su alrededor. Si hasta los
monstruos tienen su propia manera de hacernos ver sus intenciones. La
música es preciosa, con unos temas de corte medieval, pocos pero
memorables.
¡Prepárate para la aventura, oh, rey de Ardania!
En 2012, la edición de oro de Majesty fue relanzada con gráficos en Alta Definición y soporte por parte de sus desarrolladores para acabar con los escasos bugs que quedaban pendientes en su versión original. Las imágenes que acompañan a este post son de ésta versión.
Majesty es un interesante juego de gestión mezcla de RTS que todo el mundo debería probar.
Majesty es un interesante juego de gestión mezcla de RTS que todo el mundo debería probar.
Tu trono te aguarda, majestad. ¿Estás preparado para gobernar al pueblo de Ardania?
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