En un par de ocasiones, la primera vez
que tuve la suerte de jugar a algo que se iba a convertir en el
futuro en un clásico de PC fue en una consola. Más tarde,
descubriría por mis propios medios que existía una versión para
esta última plataforma de ese juegazo al que me tiré horas jugando
en casa de un amigo (la única consola que he tenido en mi vida ha
sido una Master System II y el resto de juegos de plataformas de
sobremesa los jugué en un emulador, ¿vale?).
Fue en casa de mi colega Vicen. Cuando
le regalaron la primera Playstation, esta venía con un CD con demos
de varios juegos disponibles para la consola gris de Sony. Una de
ellas le llamó la atención y se compró el juego al que pertenecía.
Me lo enseñó un día y quedé maravillado por lo que veía en la
pantalla del televisor. En este juego, manejabas a un desgarvado
alienígena de piel azulada en un entorno industrial que tenía que
salvar a sus amigos esclavizados. Lo curioso de todo es que este
personajillo podía comunicarse con sus colegas por medio de
diferentes palabras, lo que le permitía guiarlos hacia la libertad.
Más tarde, descubrí que este juego
existía para PC al regalarlo la extinta Computer Hoy Juegos en uno
de sus números. No tardé en dos segundos en comprar un ejemplar
para poderlo tener entre mis manos y jugar todas las veces que
quisiera en casa. Ese juego era, como seguro que has adivinado, Abe's
Oddysee.
El juego fue publicado en 1997.
Desarrollado por Oddworld Inhabitants y
distribuido por GT Interactive, Abe's Oddysee se convirtió en el
primer juego de una saga, con dos spin-offs y varios juegos que
quedaron en el limbo, que cautivaría a todos lo jugadores del mundo
(sí, a ti también aunque no te guste). Los chicos de OI se
inspiraron en otros clásicos del plataforma narrativo (creo que esto
me lo acabo de inventar) como Another World o Flashback para crear un
juego que, al igual que estos dos, mezclaba plataformas con
resolución de puzzles y una trama digna de una película.
Nuestro sufrido protagonista. Fuente
Bienvenido a Oddworld.
Este extraño planeta (su nombre ya lo
indica, ¿no?) es hogar de dos razas alienígenas bastante diferentes
entre sí: los mudokon y los glukkon. Los primeros son unos seres
delgaduchos que viven en un estado primitivo, conservando lo poco que
queda de la antigua magia que poblaba las llanuras de Oddworld hace
siglos. Los segundos son una panda de capitalistas sin escrúpulos
que viven rodeados de la más avanzada tecnología (con un toque
dieselpunk, todo hay que decirlo).
Los glukkon son, a su vez, dueños de la
más importante industria alimentaria que existe en el planeta: las
Granjas Hostiles. Aquí se elaboran los más finos y delicados
productos que van a parar a la boca del habitante de Oddworld medio.
Los glukon usan como mano de obra a los mudokon a cambio del pago en
especie en forma de los alimentos procesados que fabrican. ¿He dicho
mano de obra solo? Perdón, se me ha olvidado añadir la palabra
“esclava”. Porque los pérfidos glukon mantienen a los mudokon
aterrorizados por medio de sus ejércitos de sligs, una raza guerrera
proveniente del propio Oddworld. Los mudokon soportan terribles
condiciones de trabajo simplemente porque los glukon los alimentan.
Esto cambiará cuando un mudokon
llamado Abe haga un descubrimiento que pondrá en peligro a sus
compañeros y, en general, a toda su raza. Abe trabaja como limpiador
en las Granjas Hostiles. Un día, mientras pasaba la pulidora por uno
de los pasillos cercanos a la sala de reuniones de los glukkon, decide
echar un vistazo al ver la puerta de la estancia entreabierta. Allí,
puede contemplar como sus jefes están nerviosos y preocupados. Al
parecer, debido a la sobrexplotación de los recursos que utilizan
para elaborar sus productos (alias cualquier cosa que respire), la
producción está cayendo en picado. Eso significa menos beneficios y
un glukkon es capaz de tirarse desde lo alto de un puente antes que
ver como se vacía su cuenta corriente. Pero que no se preocupen que
Mullock, presidente de las Granjas Hostiles, tiene un plan: sacar al
mercado un nuevo producto que no necesite de la cada vez más
marchita flora y fauna de Oddworld. Abe descubre este secreto con
ilusión. ¡Por fin algo nuevo que llevarse a la boca! Pero cual será
su sorpresa cuando Mullock desvele lo que es: piruletas. Sí, unas
simples piruletas. ¡Piruletas hechas con carne de mudokon!
Horrorizado por lo que acaba de ver, Abe deja atrás sus labores
cotidianas para huir de las Granjas Hostiles y salvar a sus
compañeros de trabajo de formar parte del postre de alguna familia
de Oddworld. Así comienza una aventura épica que convertirá a un
simple limpiador en un héroe para su pueblo.
Mullock, nuestra némesis en el juego y con buen gusto en el vestir.
A su izquierda, un soldado slig. Fuente
A su izquierda, un soldado slig. Fuente
El juego se divide en diferentes
escenarios que, a su vez, se dividen en diferentes fases. Al igual
que en Flashback, nuestro personaje se desplaza por estas fases como
si fueran escenarios teatrales. En estos lugares se nos presentan
trampas que deberemos esquivar y puzzles que resolveremos aplicando
alguna de las habilidades de Abe. También aparecen enemigos, como no
podía ser de otra manera. Sin embargo, Abe no puede hacer frente a
ellos. Deberemos ser rápidos y esquivarlos o pasar desapercibidos
ante su presencia. Abe no es un héroe de acción y solamente podrá
atacar cuando se arme con una granada slig. También puede usar
piedras para activar ciertos mecanismos y trocitos de carne para
despistar a los animales salvajes que pueblan Oddworld. Sí que puede
usar las trampas del escenario para darle a sus rivales una horrible
sorpresa. Además, nuestro mudokon, como es normal en esta clase de
juegos, no tiene un contador de vida. Un buen golpe o una explosión
acaba con nosotros de inmediato, por lo que hay que actuar con
extremado cuidado.
Abe puede correr, andar, saltar, rodar,
andar con sigilo, lanzar objetos, hablar y cantar. Estas dos últimas
habilidades son muy importantes en el desarrollo del juego. Hablar
nos permite comunicarnos con los mudokon presentes en algunos de los
escenarios. Gracias a esta habilidad, podremos dirigirlos hacia la
libertad o resolver puzzles. Cantar es una muestra del uso de magia
por parte de los mudokon. Con el canto podremos lanzar un hechizo que
nos permite manejar algunos artefactos místicos del escenario, tales
como los portales de pájaros a los que se dirigen los mudokon
liberados o que nos teletransportan a otra parte del escenario; o, lo
mejor de todo, poseer a los sligs para poder controlarlos. En ese
momento podremos utilizar a nuestra víctima para ver qué se nos
presenta más adelante, comandar a otros sligs o usar sus
ametralladoras para atacar a otros enemigos.
El juego presenta dos finales
alternativos, uno bueno y otro malo, que dependen del número de
mudokon que has salvado a lo largo de tu aventura para acabar con la
tiranía alimentaria de los glukon.
Abe emulando a Sam Fisher para rescatar a uno de sus compañeros. Fuente
Vamos al análisis.
¿Qué puntos positivos podemos
encontrar en Abe's Oddysee?
Veamos, todos los elementos que vas a
encontrar en los escenarios están colocados de manera lógica. Nada
desentona en el lugar donde se encuentra y es fácil imaginárselo
ahí en la realidad, lo que es algo que todo buen plataformas debe
hacer.
Su rejugabilidad es muy buena ya que
esconde bastantes secretos que te harán rejugarlo una y otra vez
para ver qué te has perdido. Además, el disponer de dos tipos de
finales diferentes hace que tengas más ganas de volver a ponerte en
la piel de nuestro alienígena azul favorito para cambiar su destino.
Los puzzles van aumentando de
dificultad a medida que vas avanzando en el juego, con lo que nunca
te aburrirás al encontrarte un puzzle facilongo que podría
fastidiarte los últimos compases del juego ni tampoco lo darás todo
por perdido en los primeros niveles debido a la extremada dificultad
de los que se te presentan al principio. Esos sí, hay situaciones
que son bastante difíciles y que harán que te calientes la cabeza
más de lo normal.
Pero, sin duda, lo que más atrae de
Abe's Oddysee, a parte de su jugabilidad, es el mundo donde se
desarrolla. OI creó un universo único con su propias fauna, flora,
pueblos, culturas, mitos y leyendas. A lo largo del juego, te
encontrarás con mostradores de información donde podrás ir
conociendo la historia de este curioso y, a la vez, siniestro mundo.
Y es que no nos llevemos a engaño: en algunas partes, Abe's Oddysee
tiene cierto toque de terror. ¿Acaso no se te ponen los pelos de
punta al pensar que unos industriales pasados de rosca se les pase
por la cabeza convertir a sus trabajadores en uno de sus productos?
Los escenarios que visitas son variados
y están diseñados con puntilloso detallismo. Desde la
industrialidad de los dominios glukkon, con detalles tan chocantes
como los rótulos luminosos con consejos tales como “No juegues con
la comida a menos que sea tu mascota”, a los primitivos templos de
los mudokon, con sus glifos estilizados en los que se representa la
historia de este pueblo. Por no contar la estrambótica fauna y flora
de Oddworld, con los scrabs y paramitas en lo alto de la cadena
alimentaria.
Los sonidos son espectaculares, sobre
todo las voces de los personajes, muy bien dobladas. Todavía hoy
sigo graznando “Hola” y “Sígueme” imitando la voz de Abe.
La música es una delicia. Cambia en
función de lo que está pasando en la escena y va desde unos temas
de corte místico hasta otros de temática más industrial, pasando
por algunos bastante siniestros y oscuros.
El relajante tema que suena durante tu visita a las Líneas Monsaic. Fuente
Ahora, los puntos negativos.
El juego tiene una tendencia al ensayo
y error que puede llegar a ser frustrante para muchos. El tener que
repetir una y otra la misma fase porque no has saltado donde deberías
o porque otra vez han venido esos malditos murciélagos que te matan
con solo morderte una vez a visitarte puede hacer que acabes lanzando
el teclado por la ventana. Algunas de las situaciones pueden ser
demasiado estresantes, como tener que correr a toda velocidad
mientras esquivas trampas y eres perseguido por un enemigo. Además,
si vas corriendo y te estampas contra una pared, Abe cae de espaldas
y tarda en levantarse unos segundillos. Este detalle que parece una
estupidez puede ser la delgada línea que te separa de la vida y la
muerte porque puede no darte tiempo para saltar o esquivar a un
enemigo cuando vuelves a ponerte en pie.
Las explosiones en el juego son un poco
exageradas. Me refiero a que si te cubres en una plataforma inferior
a la que estás, incluso si la superior está hecha de metal, la
honda expansiva te alcanza, matándote en el acto. Lo mismo ocurre
con las granadas. Si fallas el tiro, lo más probable es que acabes
volando en mil pedazos.
Para conseguir el final bueno, debes
salvar a todos los mudokon. El problema llega cuando, por accidente,
uno de ellos muere cuando vas a liberarlo. No te queda otra que
cargar de nuevo la partida para salvar a esa alma descarriada y que
Abe pueda tener un final feliz.
Más explosiones que en una película de Michael Bay. Fuente
Abe's Oddysee se ha convertido en todo
un clásico al que todo el mundo debería jugar al menos una vez en
su vida. Si te interesa, puedes encontrarlo en Steam junto a su
secuela y spin-offs.
El destino de los mudokon está en tus
manos. ¿Los llevarás hacia la libertad o dejarás que hagan
pinchitos para barbacoa con ellos?
¡No dejes de jugar!
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