Seguro
que te habrás dado cuenta tras leer la reseña sobre Master
of Orion II (si no lo
has hecho, hazlo), uno de mis géneros favoritos dentro de la
estrategia es el de los 4X espaciales. ¿La razón? Que esta clase de
juegos me permiten explorar un universo entero y conocer a aquellos
seres que lo habitan. Lo de conquistarlos después es solo una mera
sugerencia, soy bastante diplomático con estas cosas (excepto si me
enfrento a una raza de insectoides genocidas que lo devoran todo a su
paso). Será porque desde pequeñito me ha gustado la ciencia
ficción. Me dedicaba a dibujar seres venidos de otro planetas porque
me ayudaba a desarrollar mi imaginación. Ahora no lo hago y soy un
amargado. Debería volver a mis orígenes.
Vale,
creo que me estoy desviando demasiado del tema. Me encantan los 4X
espaciales. Punto. No puedo resistirme a probar alguno nuevo. De
hecho, mi colega David me dejó con los dientes largos después de
enseñarme el Endless
Space 2. ¡Joder! ¡Es
que es un juego en el que una de las razas es Lex Luthor espacial con
un ejército de clones! ¡Eso mola mucho!
Bueno,
que los 4X espaciales me dan una libertad absoluta a la hora de
enfrentarme al reto que conlleva gobernar un imperio más allá de
las estrellas. Por supuesto, Master
of Orion es el decano
de esto, el juego al que el resto le gustaría parecerse. Otros han
intentado ir más allá. Esto es lo que nos ofrece el juego de hoy.
Cuando
era un jovencito y comenzaba a hacer sus primeros pinitos en el
mundillo de la programación, Aaron Hall se quedó anonadado con
Master of Orion.
Para él, la obra de Steve Brascia fue una explosión en su cabeza,
un soplo de aire fresco como diría aquél. Nunca antes había
sentido tan cerca lo que debía ser gobernar una nación formada por
varios planetas en el vacío cósmico. Por eso, decidió homenajear
al padre de todos los 4X espaciales creando su propio juego. Era una
época en la que cualquier persona con conocimientos de programación
podía encerrarse en su habitación para escribir líneas de código
hasta perder los dedos en el teclado. El resultado de su tiempo y
esfuerzo fue un pequeño juego al que tituló Space
Empires. Cogía todo
lo bueno de Master of
Orion y le añadía
cosas salidas de la propia mente de Aaron. Era su concepto de cómo
debería ser un 4X espacial. Decidió distribuirlo como shareware y
parece que su idea convenció a más de uno, lo que le llevó a
fundar Malfador Machinations. Eso explica que salieran hasta cinco
entregas. Muchos dicen que el III es el mejor de todos. Yo solo he
tenido la suerte de jugar al IV y al V. En realidad, el primero al
que jugué fue a la quinta entrega de la saga, considerada por muchos
como la peor. No obstante, sí que tuve la suerte de que la IV parte,
en su edición Deluxe,
fuera distribuida en Steam. Ante las críticas que lo alababan como
uno de los mejores 4X de la historia, decidí hacerme con él. No
defraudó.
En
SE IV (por
abreviar) diriges
con mano dura (o no) un imperio intergaláctico.
A
diferencia de MOO,
existen varios tipos de victoria en lugar de solo tres, la mayoría
de ellos encuadrados más a conseguir un número de puntos en una de
las características de tu civilización que en algo más tangible
como ser elegido gobernador supremo de la galaxia. Obviamente,
también puedes vencer a tus enemigos conquistándolos a todos.
Incluso puedes ir por el camino más pacífico y vencer por mantener
el cuadrante en paz durante unos años. Es más, puedes desactivar
todos los requisitos y jugar en modo sandbox sin preocuparte de si la
IA está a punto de vencerte.
La
acción transcurre en un cuadrante formado por varios sistemas
solares. Cada uno de ellos está conectado por uno o más portales de
salto, a diferencia de la libre circulación de naves de MOO.
No es un punto en contra, ya que esta forma de moverse entre sistemas
abre un abanico de opciones tácticas arrollador, como colocar una
estación de vigilancia en uno de ellos o utilizar un arma que es
capaz de cerrarlos de un plumazo.
En
nuestra búsqueda del poder galáctico podemos elegir entre la
friolera de 16 razas. Nada desdeñable. Tenemos desde los clásicos
humanos hasta una raza de entes cristalinos. Cada una de ellas es muy
diferente entre sí. No obstante, no son tan memorables como las de
MOO
o Star Control.
Vamos, ¿acaso recuerdas qué es un piundon? Esto podría suponer un
escollo a la hora de jugar ya que no llegarías a identificarte con
tus propios súbditos. No temas, amigo. En lo que destaca SE
IV es en la creación
de tu propia civilización. Como si de un juego de rol se tratase,
puedes crear tu propio imperio gastando una serie de puntos. Sí, lo
sé, MOO
también cuenta con esta opción pero es que en SE
IV la forja de tu
imperio está elevada a la enésima potencia. No solo puedes elegir
tu sistema de gobierno o los atributos de tu raza. También puedes
escoger el nombre de tu emperador, el diseño de las naves, tu
bandera, sus debilidades y puntos fuertes. Puedes además acceder a
una de las cuatro ramas tecnológicas exclusivas solo si gastas
puntos en ellas: ingeniería orgánica, tecnología de cristales,
estudios religiosos y poderes psíquicos. Cada una de ellas te
proporciona componentes para tus naves y edificios únicos. Por
ejemplo, la ingeniería orgánica te permite investigar un tipo de
coraza para tus naves que tiene la habilidad de cicatrizar (sí, lo
he dicho bien) por sí sola el daño recibido como si fuera la piel
de un ser vivo. Si tu creación te gusta, puedes guardarla para jugar
más adelante en otras partidas o usarla como raza de la IA.
El universo al alcance de tu mano.
Hablando
de tecnologías, el árbol tecnológico de SE
IV es una pasada, de
los más grandes que he visto. Puedes estudiar cosas que no he visto
en ningún otro juego como la Historia de tu nación o Ciencia
Políticas que te ayudan a controlar mejor a tu pueblo. La
investigación es sencilla y se basa en puntos de ciencia que generan
los centros de investigación que construyes en la superficie de tus
planetas. Cuantos más generes, tus investigaciones irán más
rápido. Sí, he dicho investigaciones porque, y esto sí que es algo
que destaca sobre MOO,
puedes investigar más de una tecnología a la vez aunque esto supone
un mayor gasto de puntos de ciencia.
El
sistema de espionaje funciona de la misma forma, solo que usas puntos
de espionaje que generan tus centros de inteligencia. Este va más
allá del clásico sabotaje o robo de tecnologías. Puedes enviar
propaganda a planetas enemigos para alzar al pueblo en rebelión o
sabotear una nave específica. Usar espías nunca ha sido tan
gratificante, oiga.
La
sensación de exploración en el juego está muy bien conseguida.
Verás,
cada sistema es único y te invita a seguir explorando más allá.
Esto se debe a que los planetas cuentan con tipos diferentes de
atmósfera, suelo y tamaño (con descripciones que te meten de lleno
en el universo del juego); algunos compatibles con tu raza y otros
no, lo que te hace sopesar las posibilidades de su colonización.
Además, encontrarás tormentas cósmicas que dificultarán las
labores de vigilancia de tus naves y campos de asteroides que puedes
minar para conseguir uno de los tres recursos que, normalmente, solo
puedes recolectar en tus planetas: orgánicos, minerales y
radioactivos. En los sistemas también encontrarás estrellas. De
hecho, hay diferentes tipos. Puedes toparte incluso con sistemas
binarios y triarios, algo que he visto pocas veces en un juego de
estas características. Además, las estrellas tienen su propio ciclo
vital, por lo que pueden generar supernovas al final de su vida,
destruyendo todo lo que se encontrara en ese sistema. Eso sí, hay
menos eventos aleatorios que en MOO.
Es una pena que no hayan piratas en el juego aunque esto tal vez se
deba a que puedes crear un imperio basado en el saqueo de otros
planetas (existe un mod que añade esta opción con más enjundia que
el juego original).
Otros
sistemas tienen características especiales. Algunos son de adorno
como, por ejemplo, la infestación biológica (que nos recuerda qué
puede pasar si un experimento de ingeniería orgánica sale mal).
Otros sí que afectan a tu expansión por el cosmos, como es el caso
de los agujeros negros. Deja tus flotas en uno de estos durante
varios turnos y despídete de ellas.
Esto es solo una pequeña muestra del extenso árbol tecnológico del juego.
Una
de las cosas más alucinantes de SE
IV es el diseño de
naves.
Otra
vez, sí, en MOO
podías diseñar tus naves pero, al igual que con las razas, tienes
más posibilidades de hacer realidad las creaciones que pasan por tu
cabeza. La gran cantidad de componentes y tipos de nave ayudan sobre
todo en ello. Cada estructura cuenta unos puntos medidos en
toneladas. Este es el tope de cosas que puedes meter ya que cada
componente ocupa una cantidad de toneladas en la nave. Puedes
designar el tipo de misión y ponerle un nombre de la lista que hayas
escogido a la hora de crear tu imperio. Este creador maravilloso solo
tiene un pero. Verás, cuando le pones un nombre a una nave y deseas
mejorarla más tarde, no puedes poner el mismo. Te lo explico con un
ejemplo. Supongamos que quieres crear una fragata. Tu diseño te
parece tan chachi que decides ponerle de nombre Blas de Lezo porque
un diseño tan badass necesita el nombre del almirante más badass de
la Historia. Bien. Ahora, supongamos que tus científicos han
descubierto un nuevo sistema de propulsión y mejorado las armas de
torpedo. Por supuesto, es tu obligación como emperador mejorar tus
naves para que tengan las nuevas tecnologías a su disposición.
Decides mejorar tu fragata clase Blas de Lezo y, cuando decides que
todo está hecho, sorpresa: debes cambiarle el nombre. El juego no te
permite tener una nueva fragata Blas de Lezo MK II. O cambias el
nombre o nada. Esto llega a ser bastante desquiciante cuando otra
raza usa el mismo archivo de nombres de naves que el tuyo.
Si
lo de tener que colonizar diferentes sistemas, crear tus propias
naves y lidiar con otras razas te parece una pesadilla de
microgestión, no te preocupes. El juego cuenta con Ministros. Estos
tipos son, en realidad, una forma creativa de decir que puedes dejar
que la IA se ocupe de algunos aspectos de tu imperio mientras tú te
diviertes con otros. La verdad es que son bastante funcionales debido
a que puedes seleccionar con todo detalle qué es lo que quieres que
controlen ellos. No obstante, te advierto de que les eches un vistazo
de vez en cuando, pues tienen tendencia a seguir un patrón
establecido y no adaptarse a las nuevas circunstancias.
En
cuanto a la diplomacia, ofrece más variedad que en MOO.
No
solo puedes crear los típicos tratados o intercambiar recursos.
También puedes hacer cosas como delimitar las fronteras de tu
imperio u ofrecer consejos a tus homólogos alienígenas. Además,
puedes elegir cómo te diriges a ellos, pudiendo escoger un trato
amigable, uno más neutral o demostrarles quién manda aquí usando
uno más agresivo.
El
combate es otro punto a destacar.
Cuando
dos flotas entran en conflicto, puedes elegir que estas se enfrenten
en modo estratégico o táctico. El primero es simplemente ver dos
puntitos disparándose entre ellos, yendo directamente hacia el
resultado final de la batalla. No puedes dar órdenes a tus flotas
aunque estas siguen unas doctrinas de combate que tú mismo has
seleccionado en el panel de gestión de flotas, tales como fuego a
discreción o no entrar en combate. El segundo es el que mola, pues
es donde puedes dar órdenes a tus naves. Es idéntico al combate
táctico de MOO,
solo que aquí tus flotas pueden moverse en formación y puedes
atacar componentes específicos de las naves enemigas. ¿Que quieres
impedir que bombardeen tu planeta con un virus? Ordena concentrar el
fuego en el compartimento donde guardan las bombas de ese tipo.
También puedes dar órdenes tales como abordar o embestir a las
naves enemigas en plan Ben-Hur.
El combate es muy divertido y no se hace pesado aunque la única pega
es que para acceder a las opciones especiales tienes que abrir un
menú a parte en lugar de estar representadas directamente en la
interfaz de combate.
Combate táctico.
Eso va a dejar marca.
Es
el momento de hablar de la IA del juego. ¿Convence?
Te
seré sincero: no. La IA de SE
IV es nefasta, algo
que, desgraciadamente, es un mal endémico en esta saga. No me
refiero a que esta se quede sentada en sus planetas sin hacer nada
mientras la aniquilas como si te comieras un bol de panchitos.
Simplemente, la IA no sabe usar las mismas tácticas que un humano.
No utiliza ninguna de las armas especiales tales como el revienta
planetas o el generador de portales de salto. Además, debido a un
parámetro llamado Mega
Evil Empire, la IA te
declarará la guerra sin más en cuanto la rebases en puntuación
porque creerá que eres una amenaza potencial, incluso si vas de buen
rollito. Por eso aconsejo usar uno de los mods de IA que existen en
Internet. Yo utilizo los de TDM
Modpack y la verdad es
que mejora el juego una barbaridad.
¿Y
el apartado técnico?
A
ver, SE
IV es un juego
indie que nació como el sueño de una sola persona de crear el 4X
espacial definitivo. Aunque las nuevas entregas han mejorado los
gráficos y el apartado sonoro, los gráficos y la música son
bastante amateur. No quiere decir que sean malos. De hecho, SE
IV pide muy poca
máquina gracias a esto y puedes hacerlo funcionar hasta en una
sandwichera. Pero si lo que buscas son gráficos hiperrealistas y una
banda sonora que haga morir de la envidia a Jeremy Soule, mira para
otro lado.
Eso
sí, el juego cuenta con una interfaz muy funcional y fácil de
aprender y memorizar en cuanto te acostumbras a ella. Además, tienes
un tutorial muy completo para aprender los entresijos del juego y un
manual que es una joyita y que recomiendo leer (leer manuales es una
tradición que se está perdiendo para horror mío).
Parecen buena gente. Lástima que sean tan susceptibles.
Pero
si hay algo en lo que destaca SE
IV es que es amigo y
vecino de los modders.
Modificar
los parámetros del juego es tan sencillo como abrir uno de los
archivos de texto que los contiene. Aaron Hall quiso que todos los
fans de SE
pudieran jugar con su criatura no solo a nivel de entretenimiento
sino también a nivel creativo haciendo que los archivos que lo
mueven estuvieran escritos en documentos de texto. Es tan fácil como
abrir el bloc de notas y ponerte a escribir. Cada uno de ellos viene
con comentarios sobre las funciones de cada una de las variables que
contienen. Si hasta un cenutrio como yo puede hacer algunas pequeñas
virguerías. Métete en San Google, teclea SE
IV mods y encontrarás
una miriada, algunos tan espectaculares como el creado por Atrocities
que te permite jugar en el universo de Star
Trek. La edición
Deluxe
viene con una carpeta de extras que contiene los mejores hasta la
fecha.
¿Te
he convencido? ¿No? ¿Y si te digo que el juego va como la seda en
modernos sistemas operativos? ¿A que ahora sí tienes ganas de
gobernar un imperio estelar como el Dios-Emperador manda?
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